lunes, 4 de abril de 2011

Treinta y ocho.

No podía subirme la cremallera del vestido. Ana me ayudaba, pero parecía atascada. Llamamos a tía Carolina y, entre las dos pudieron subirla.
Estaba atacada. Temblaba mientras mi tía me peinaba. Incluso Ana tuvo que hacerme una infusión de tila para que me tranquilizara.
Tío Richard iba a llevarme hacía el lugar donde se iba a celebrar el estreno de la película. Allí me esperaba Daniel, junto a los demás actores. El estreno, iba a ser en un famoso cine de la ciudad.
Cuando tía Carolina terminó de peinarme, bajé al salón. Allí se encontraban Richard y Ana.
-¡Qué guapa!- exclamó Ana.
Sonreí levemente.
Mi amiga tenía un poco de razón. Llevaba un vestido beige con zapatos de tacón del mismo color.

Ana y tía Carolina me desearon suerte, porque me vieron bastante nerviosa, mientras me subía en el coche de mi tío. Me repetí durante todo el camino que tenía que estar tranquila.
Llegamos en poco tiempo. La gente estaba gritando emocionada al ver a tantos famosos. Tío Richard paró varios metros antes de lo previsto, parecía que alguien se iba a subirse al coche.
Se abrió la puerta y Daniel subió. Me quedé con la boca abierta al verlo. Llevaba un traje color negro, con camisa azul y corbata negra.
Sonrió al verme y mi tío avanzó unos cien metros. Volvió a parar. Bromeó cuando dijo:
-Señores, han llegado a su destino.
Volvió la cabeza y nos sonrió. A Daniel si le salió una sonrisa, pero a mí sólo me salió una mueca.
Respiré hondo antes de salir del coche. Cuando lo hice, escuché que los gritos aumentaron. Daniel me cogió de la mano y eso hizo que me tranquilizara un poco.
La gente gritaba el nombre de Daniel, había carteles, chicas emocionadas. Me sorprendí al ver que también había gente que gritaba mi nombre. Mi novio se acercó a mi oreja y dijo:
-¿Preparada para firmar y hacerte fotos?
-Eso parece.- dije sonriendo.
Mi mirada la acaparó, en ese mismo instante, un grupo de chicas que intentaban llamar mi atención. Solté la mano de Daniel y me dirigí hacía ellas. No deberían de tener más de quince años.
-Hola- las saludé.
-Hola. Mary, ¿nos puedes firmar esto? me preguntó una de ellas.
-Claro- dije y les firmé un cartel de la película que tenían.
-¿Te podemos pedir algo?- me preguntó otras de las chicas.
-Claro, si está en mi mano, si. ¿Qué quereís?.
-¿Podías llamar a Daniel?. Es que nunca hemos tenido el placer que nos firme un autografo. Hemos venido a sus últimos estrenos, pero nada.
-Un momento, voy a intentar que venga, ¿vale?- les dije en una sonrisa.
Me parecieron buenas chicas, e incluso me sentí identificadas con ellas. Yo también haría todo lo posible para conseguir ver a mi actor favorito. Me acerqué a Daniel, que estaba firmando y le dije:
-¿Puedes venir?. Pero cuando termines.
-Claro, ¿pasa algo?- preguntó mirandome y firmando a la vez.
-No, sólo son unas chicas que quieren un autografo tuyo- contesté mientras firmaba yo también.
Terminamos de firmar a varias personas y fuimos a donde estaban las chicas. Sólo fueron varios pasos. Cuando llegamos, las chicas no sabían si reír o llorar al verlo. Daniel sólo sonreía. Se acercó a ellas, les firmó a cada una y se hizo una foto con todas ellas. Las chicas estaban felices de tener a su ídolo junto a ellas. Cuando Daniel se fue, una de ellas me dijo:
-Muchas gracias, Mary. Eres muy buena chica y que sepas que estamos contigo.
-De nada y gracias por vuestro apoyo- dije. Me despedí y me fui hacia donde estaba Daniel.
Durante unos veinte metros, firmamos, nos hicimos fotos con fans y hablamos con la prensa. Una periodista española, me preguntó:
-¿Qué tal se siente al trabajar con Daniel Smith, ídolo de tantos jóvenes?
-Muy bien. Daniel es un chico fántastico. Me siento muy afortunada al haber podido trabajar con él.
-Se te ve muy enamorada, ¿no es cierto?
-Si, por supuesto. Daniel es un chico que se hace querer muy facilmente.
-¿Algunas palabras para definir tu película?
-Pues que nadie se la pierda. Está muy bien. Se pueden identificar con la historia de estos dos hermanos y pueden comprender que los sueños también se pueden logar.
-Muchas gracias por atendernos, Mary.
-De nada, ha sido un placer.
Después de esto, volví al lado de Daniel. Una chica se nos acercó y dijo:
-Debeís de ir al photocall.
Mientras íbamos hacía allá, saludamos a la gente que allí se agolpaba. No podía ni imaginar cuantas personas había allí. Aquello era algo que jamás me pude imaginar...


Llegué a casa con los pies molidos. Me quité los zapatos en el coche de mi tío justo después de dejar a Daniel en su casa. Cuando entré en mi habitación, me puse el pijama y me metí en la cama. Me sentía rara, tenía una extraña mezcla de sentimientos dentro de mí. No podía explicar cuales eran, pero eran como si estubiese alegre y triste a la vez. Supuse que Daniel se sentió así en el estreno de su primera película.
Cerré los ojos y me quedé dormida.

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