miércoles, 13 de abril de 2011

Cuarenta y seis.

Ana llegó durante de la fiesta de Lucas. Nos pasamos cerca de dos horas hablando de nuestras cosas, hasta que volvió al tema que yo siempre esquivaba.
-¿Cuando vas a regresar?. Tus tíos te echan de menos, siempre han venido ellos para acá desde que pasó aquello.
-Ana, ya te lo he dicho millones de veces desde hace seis años, no pienso regresar. Yo no obligo a mis tíos a que vengan.
-Mary, no lo puedes negar. Sigues enamorada de Daniel. Y si no lo quieres escuchar te lo voy a decir de todas maneras: Daniel aún sigue enamorado de ti. No puedes hacer como si no existiera. Él sale cada dos por tres en televisión y sé que es duro, pero tienes que olvidarte de todo de una vez. Samantha Rose ya no es un obstaculo. Lleva viviendo cuatro años en Francia y no ha actuado más, ni lo va hacer.
Me levanté de la cama y empecé a dar vueltas por mi cuarto.
-No, no voy a regresar. Llevo diciendotelo sis años. Fue una decisión dura en su tiempo y no voy a ceder, te guste o no te guste.
Se levantó ella también de la cama y me cogió de los hombros. Me miró muy seria.
-Mary, llavas seis años sufriendo porque te da la gana. Daniel está fatal, aunque no lo parezca. Tú no sabes lo mal que lo está pasando por culpa de esto. No sabes la de veces que ha llorado delante mía. Amiga, tienes veinticinco años, no me vengas con estúpideces de una cría de doce. Reflexiona un momento, durante este tiempo, ¿has visto a Daniel con alguna chica?
-No, pero yo le dije...
-¡Ya sé lo que le dijiste!, que siguiera con su vida, que tú ibas hacer lo mismo. Pero dime, ¿por qué no te has tenido novio en todos estos años?, ¿te digo la respuesta?. Porque sigues enamorada de Daniel Smith.
Bajé la mirada. Debía admitir que mi amiga tenía razón: aún seguía enamorada de él.
De pronto, me di cuenta que las lágrimas volvían a caer de mis ojos.
-¿Tan mal está?- le pregunté, aunque ya sabía cual sería la respuesta.
-Fatal. Cuando te fuiste, estuvo varias semanas como ido. Apenas dormía, se pasa el día triste... Parecía un fantasma. Ahora está mejor, es lógico, pero sigue llorando, como te he dicho. Ni te imaginas lo que tiene que aparentar delante de las cámaras.
Me senté de nuevo en mi cama. Me tapé la cara con las manos y empecé a llorar. Esto era una costumbre más, un hábito en mi vida. Ana me abrazó.
-Yo no quería hacerlo sufrir, pero fue la única solución que encontré. No sabes lo mal que lo paso todos los días, ni te imaginas el trabajo que me cuesta no coger el teléfono, marcar su número y pedirle que me perdono, pero sé que no lo va hacer.
-No seas tonta, Mary. A él le pasa lo mismo. Y si no fuese por mí, él no sabría nada de ti, porque tus tíos le dicen lo mismo que yo. Además, le insistí en que dejara de enviarte cartas, porque sé que eres cabezota y no le vas a contestar...
-Lo echo tanto de menos...- susurré llorando.
-Y él, Mary. Si no se ha vuelto loco, ha sido de puro milagro. Una vez me dijo que él ya lo había olvidado todo, ¿por qué no haces tú lo mismo?.
-¿Tú crees que me perdonará?- le pregunté mirandola con los ojos llenos de lágrimas.
-Claro que si. Ya has escuchado lo que te he dicho: lo ha olvidado todo. Ya va siendo hora que seaís felices los dos, amigas. Tienes muchos sueños por cumplir junto a su lado.
Me volví a abrazar a Ana. Por primera vez en seis años me di cuenta que había sido idiota con mi decisión.
Ya era hora de reparar algunos errores.

1 comentario:

  1. hoola me encanta la historia como ya te habré dicho en mis comentarios pero porfa no tardes tanto tiempo en escribir que lo miro todos los días solo por si has actualizado :) :D XD ;)

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