martes, 2 de agosto de 2011

Sesenta y siete. Último capitulo...

Una vez que llegamos a Londres con el pequeño Daniel, recibí muchos regalos. Los padres de mi marido quedaron encantados con su nieto. Daniel, regresó al trabajo a los pocos días de llegar. Yo todavía no quería hacerlo, pues quería cuidar a mi bebé todo el tiempo. Decidí llamar al pequeño Dan, para diferenciarlo de su padre.
-¿Ves lo que te dije?. Eso te pasa por ponerle el mismo nombre que el padre- dijo Ana mientras yo le daba de comer al bebé.
-Le he puesto el nombre que he querido- le contesté.
-Mira que eres...- pero se calló, porque entró Daniel.
-¿Cómo están mis dos amores?.
-Bien, estamos muy bien.-contesté.
-¿Y yo no soy un amor?- preguntó Ana bromeando.
-Tú no eres un amor, si no, una pesadilla.- contestó él.
Ana le sacó la lengua y después se despidió, pues tenía que irse. Luego, Daniel y yo cenamos. Más tarde, fuimos a dormir, pero antes acosté a Dan.

Los días pasaban y mi pequeño Dan, crecía. Cuando éste cumplió seis meses, decidí volver al trabajo. No quice hacerlo antes porque no quería dejar a mi hijo sólo y tampoco porque estaba ayudando a Ana a preparar su boda, a la que sólo le faltaban unos detalles. Pero volviendo a lo de antes, volví al trabajo con muchas ganas, pues la película que haría trabajaba con Daniel y de ese modo, estaría más tiempo con él

Mi vida desde que nació Dan, había cambiado. Ya no podía estar hasta muy tarde rodando, ya no tenía ganas de salir mucho, entre otras cosas. Pero no me importaba. Estaba inmensamente feliz. Tenía como marido a la persona más maravillosa del mundo, un hijo preciosa y la vida que siempre había soñado. No podía soñar nada más.

Cuando llegó la boda de Ana, mi amiga estaba echa un faln. No me dejaba terminar de abrocharle los botones de su vestido de novia. Estaba peor que yo el día de la mía. Su madre tuvo que darle una infusión doble de tila a ver si se tranquilizaba, y parece que funcionó. Estuvo toda la boda tranquila. Y todo salió como ella planeó.

Después de llegar de la boda de mi amiga y de acostar a Dan, me desplomé en el sofá. Me abracé a Daniel y éste, me pasó un brazo por mi cintura.
-Por fin, terminó la boda.
-Si. Verás lo poco que tarda Ana en ser madre. Esperemos que a Michael no le algo- contestó y ambos reímos.
-Eso espero. Pero si te digo la verdad, me da pena que el tiempo haya pasado tan rápido. Parece que fue ayer cuando tía Carolina y tío Richard me dijeron que iba a venir a Londres. De eso ha pasado ya nueve años.
-Tienes razón. Pero fijate, ayer no nos conocíamos y hoy estamos casados y con hijo incluido.- bromeó.
-No me arrepiento de nada.
-Yo tampoco. ¿Sabes una cosa?- preguntó.
-No- aunque me imaginaba lo que podía ser.
-Te quiero.
-Te quiero.-contesté con una gran sonrisa.
Se inclinó, empezó a besarme y a quitarme el vestido. Ya hacía tiempo que no estabamos juntos...
Habían sido nueve años intensos, aunque había pasado seis sin él. Algo de lo que si me arrepentía. Pero, estando ahora con Daniel y mi hijo, ya todo lo malo estaba olvidado. Ahora, estaba feliz y tranquila. Ya no había nada malo en mi vidad.
Mis sueños, se habían hecho realidad.