miércoles, 24 de noviembre de 2010

Tres

Apenas pude dormir esa noche. Durante la cena, estube con la cabeza ida. Tío Richard había dicho que la prueba iba a ser sencilla, sólo tendría que representar algunas frases del guión y que él estaría allí. Le contesté con una sonria, estaba nerviosa.
Desayunando, mi tía me dio una infusión de tila. Me dijo que eso me relajaría un poco, y pareció que me hizo efecto mientras me vestía. No sabía que ponerme, así que le pedí consejo a tía Carolina. Ella me aconsejó que me pusiera algo informal, pero elegante a la vez. Elegí unos vaqueros grises, con unas bailarinas negras y un chaleco en gris perla que me compré ayer con mi tía. Me dejé el pelo suelto, sólo adornado con una pinza en forma de flor.
Cuando llegué al salón, mi tía estaba hablando con su suegra. Se llamaba Maggie y era realmente encantadora. Me saludó en cuanto me vio. Se iba a quedar con Sue, mientras mi tía y yo íbamos a mi prueba.
-¡Oh, querida! Estás realmente preciosa. Si no pasas la prueba, dímelo y verás como te dan el papel.- dijo sonriendo.
-Gracias, Maggie- dije sonriendo levemente.
-Sue está dormida. No creo que te dé muchos problemas- le explicó tía Carolina.
-Esa niña es un ángel.- contestó la mujer.
Me volvió a desear suerte, nos besó a ambas y, mi tía y yo nos subimos a su coche.

Llegamos al lugar de la prueba en pocos minutos. Me bajé y los nervios se apoderaron de mí. Mi tía me cogió de los hombros y me dijo:
-Tranquila, lo vas hacer muy bien. Tu tío te va ayudar. Imagínate que estas haciéndolo delante del espejo, ¿de acuerdo?- asentí y tía Carolina volvió a hablar:-Respira hondo.
Hice caso a mi tía y entramos en el lugar. Al principio estaba oscuro, pero luego me di cuenta que estábamos en unos estudios de grabación. Mi tía habló con varias personas antes de que viésemos a mi tío. Cuando lo vimos, tía Carolina me deseó mucha suerte, me besó y esperó fuera de la sala donde me iban hacer la prueba. Al entrar en la sala , escuché, entre los productores y el director, intercambiar varias frases. Hablaban un inglés bastante rápido pero los logré entender:
-Esa chica es una preciosidad...
-Es mucho más bonita que Samantha. De aspecto cumple todos los requisitos...
-Creo que la vamos a tener que elegir...
Consiguieron que me pusiera colorada como un tomate. Richard me dio un apretón cariñoso en los hombros. Me susurró que estuviera tranquila y me entregó una hoja con las frases que debía decir. Se separó de mí y se sentó en su lugar al lado, del que supuse, sería el director.
-Soy Charlie Jones, director de la película. Me ha dicho Richard que eres sobrina de Carol Sanz ¿verdad?- mis sospechas eran ciertas. La primera impresión sobre él fue buena. No parecía mal hombre.
-Si, soy sobrina de Carol Sanz. Me llamo María Sanz, pero prefiero que me llamen Mari- contesté con una leve sonrisa. Aquel hombre me inspiraba tranquilidad.
-¿Cuantos años tienes?- me preguntó mientras apuntaba algo.
-Dieciocho.- contesté. Miré a mi tío, quien me sonreía.
-Estupendo. Tu tío te ha dado una hoja, quiero que elijas un par de frases, te las aprendas y las interpretes ¿vale? Hazlo tranquila, aquí nadie tiene prisa- dijo y rió.
Miré el papel y leí el pequeño trozo de guión que venia. Elegí el principio, porque me pareció más fácil de aprender. Lo hice rápidamente, ya que esas cosas se me quedaban en la memoria muy fácilmente. Lo interpreté y pareció que les gustó. Luego me hicieron repetirlo delante de la cámara, algo que me resultó realmente fácil. También me hicieron cantar, no sé por qué pero lo hicieron.

Tras varias preguntas más, me dijeron que, en unos quince minutos, me dirían el
resultado. Salí de la sala y vi que mi tía estaba sentada esperándome. Se levantó y me preguntó:
-¿Qué tal te ha salido?
-Creo que bien. El director ha sido muy simpático conmigo- expliqué.
-Si, lo es. Charlie es muy buena persona. He trabajado varias veces con él y es muy agradable. Bueno, ahora toca lo peor: esperar
Sonreí nerviosa. Quince minutos no era mucho, pero como estaba de los nervios, se me iba hacer una eternidad. Miraba el reloj cada segundo y a la puerta, también.

Cuando por fin salió tío Richard de la reunión con los demás productores y el director, le vi el semblante serio. Me supuse lo peor y miré a mi tía, que tenía cara de preocupación:
-¿Qué ha pasado?- pregunto esta a su marido.
-Mari... el puesto es tuyo- su cara cambió completamente con una gran sonrisa.
-¿Qué, cómo? ¿Qué es mío?- los ojos se me iban a salir de su órbita.
-¡Lo has conseguido! ¡Lo sabía!- mi tía me abrazó mientras Richard hablaba:
-Han quedado realmente encantados contigo. Me han dicho que tienes mucho talento.
No me lo podía creer. Había conseguido el papel para una película y encima como protagonista. Era un sueño. De verdad estaba siendo un verano inolvidable.
-Prepárate futura estrella, que mañana empezamos el rodaje- dijo mi tío ante mi cara de ida. Sabía que no me lo podía creer.
Agarrada de la mano de tía Carolina, subí al coche. Al llegar a casa, esta me recomendó que me diese una ducha y eso hice.
Esto lo tenía que saber Ana, así que después de la ducha le mandaría un correo
electrónico.
Lo que no sabía eran las sorpresas que me esperaban a partir del día siguiente.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Dos

Llevaba cuatro días en Londres cuando por fin pude contactar con Ana. Por lo visto se había ido con su abuela y su tía al pueblo de estas. Allí apenas había cobertura y por eso no me pudo avisar, ya que se fue de repente. Se alegró mucho que me hubiese ido a Inglaterra, aunque me iba a echar mucho de menos. Yo a ella también. Antes de colgar, me prometió que le llevase algún recuerdo y se lo prometí.

Mi vida en Londres era entretenida, gracias a Dios. Me pasaba el día jugando con Sue y salía con mi tía a visitar la cuidad. Se me daba muy bien el ingles, así que no tenía dificultad en mantener conversaciones en ese idioma.
Veía muy poco a tío Richard desde que llegué, ya que, según me contó mi tía al día siguiente de que llegase, tenía una película a punto de empezar a rodar, y está le estaba trayendo tanto a él como al director, algunos problemas.
De uno de esos de esos problemas me enteré cuando hacía justo una semana de mi llegada a Londres. Mi tío llegó a la hora de la cena algo cabreado. No quise ni abrir la boca, así que fui acostar a Sue. Me encantaba verla dormir. Su pelo como el de mi tía; sus pequeños ojos azules cerrados, herencia de su padre... era una preciosidad.
No soy una cotilla, ni mucho menos, pero me enteré de la conversación de mis tíos mientras salía del dormitorio de mi prima:
-¿Por qué vienes tan alterado, querido?
-Es otra vez la misma historia, Carol. La estrella juvenil del momento, Samantha Rose, quiere más dinero por protagonizar la película.
-¿Eso no estaba solucionado?
-Si, pero ahora la señorita quiere más. Se tiene muy creído lo suyo.
-Valiente idiota.
-Y eso que sólo tiene dieciséis años que si tuviera más...- tío Richard parecía algo disgustado, por no decir demasiado.
-¿Y qué dicen el resto de productores?
-Pues que busquemos una sustituta. Todos están de acuerdo.
-Eso debéis de hacer.
-Pero ¿dónde busco yo ahora una chica con esas cualidades a tan sólo dos días de empezar a rodar?
-Eso también es verdad. Ahora que lo pienso... creo que sé de alguien que podría hacerlo- el tono de tía Carolina pareció llenarse de entusiasmo.
-¿Quién?
-Mari.
-¿Tu sobrina?
-Si, mi sobrina. A ella le encanta actuar, yo la he visto y podría hacerlo igual o mejor que esa Samantha...
Ya no pude escuchar más. Me dirigí hasta mi habitación. Mi tía debía de estar loca. ¿Yo en una película? ¿Y de protagonista? De repente me entró un ataque de nervios. Tuve que respirar hondo para tranquilizarme.
Bueno, yo era una opción. Actuar era mi sueño, pero no creía que se fuera a cumplir tan pronto. A lo mejor, y era lo más seguro, mi tío encontraría a otra actriz más cualificada. Si, eso sería lo más seguro.

Creo que me quedé dormida, porque, cuando abrí los ojos de nuevo, eran las ocho de la mañana y mi despertador sonaba.
Me dirigí hasta la cocina y allí encontré a mi tía desayunando y leyendo el periódico:
-Buenos días, Mari.
-Buenos días, tía. ¿Hay algo interesante en el periódico?- pregunté bromeando mientras metía en el microondas un vaso con leche.
-Que va, nada. Oye, ahora vuelvo, que voy al baño.
-Vale.- contesté cogiendo el periódico.
Siempre veía la sección de ocio por si venía algo que me gustase. Saqué el vaso del microondas, le puse algo de cacao y azúcar, y me puse a leer el periódico. En la página doce de la sección ocio, encontré algo que me dejó peor de lo que estaba después de escuchar la conversación de mis tíos la noche anterior.
<>
-Si, hija, es una completa idiota. A tu tío le tiene loco- me sorprendió tía Carolina. Salté en la silla de la sorpresa.
Al ver que me había sorprendido, se disculpó:
-¡Ay, lo siento! No creía que te ibas asustar.
-No pasa nada, tía ¿Cómo es que dices que esta actriz tiene problemas con tío Richard?- no quería que supiera que les había estado escuchando la noche anterior.
-Pues que el agente de esa chica quiere que los productores de la película le paguen más. Está claro que ningún productor quiere hacerlo pero como no encuentren una sustituta esta semana, van a tener que pagar a esa dichosa Samantha.
-Siempre he escuchado maravillas de ella- dije, y era cierto. Decían que era la estrella juvenil del momento y que daba bastante dinero a causas solidarias, pero no entendía el por qué quería más dinero.
-Tú no la conoces como Richard. Se le ha subido la fama muy pronto.
-¿Podrá tío Richard conseguir otra actriz?
-Eso espero- contestó mi tía preparando el desayuno para Sue- Porque si no esa chica va acabar con tu tío y con el director de la película.
-Entonces ¿tendrán que hacer un casting no?- pregunté.
-Supongo. Oye, Mari ¿A ti te gustaría actuar en esa película?.
-¿Yo?- la miré incrédula.
-Si, tú. Tu sueño era ser actriz desde pequeña ¿no es así?.
-Claro, pero tendría que pasar un casting o algo y yo no estoy preparada par eso- entonces lo que había escuchado la noche anterior no era una broma.
-Ya he hablado con Richard y está de acuerdo. Además cumples los requisitos que quieren para la actriz deseada por ellos.
-Pero ellos quieren una protagonista y yo no estoy cualificada par eso- repetí.
-Venga, Mari ¿Tú crees que los grandes actores han estado preparados para su primer gran papel? Ni yo misma lo estoy a veces.
-Pero...
-No hay nada que decir. Mañana iremos al set de rodaje. Te harán una prueba y si eres apta, te darán el papel. Tu tío ya ha hablado con todos y están de acuerdo. Bueno ve por tu prima, que nos vamos de compras.
Sin poder decir nada más, fui por Sue.
Me parecía increíble que me fuera a presentar a una prueba para una película. Y encima para un papel protagonista.
Parecía un sueño.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Uno

Por fin había acabado los exámenes de selectividad y había hechado la matricula para la universidad. Iba a estudiar Bellas Artes en la capital, así que por fin iba a salir de mi pequeña ciudad. Vale, me encanta donde vivo pero es que la perpestiva de vivir en otro lugar me es tentador.
Siempre había vivido en Osuna, una pequeña ciudad de Sevilla y apenas conocía mundo,por así decirlo. Mi nombre es María, pero prefiero que me llamen Mari, suena menos serio y más juvenil. Tengo dieciocho años y mi gran sueño es convertirme en actriz o cantante. Aunque me apasiona el arte, por eso elegí estudiar Bellas Artes. Mi mejor amiga se llama Ana y nos llevamos conociendo toda la vida. Tiene el mismo sueño que yo, aunque lo suyo es más el teatro que el cine, como yo. Ambas coincidimos en el color castaño de cabello, pero no en el de los ojos, los suyos son verdes y los mismos marrones. Su pelo es liso y el mío ondulado.
De pequeñas nos confundían porque creían que eramos hermanas. A mi madre y a la madre de Ana le hacían mucha gracia aquello.


Cuando Ana y yo terminamos los exámenes y nos dieron las vacaciones, jamas pensamos que el verano iba ser tan movido ni tan apasionante como sucedió.
Todo empezó el lunes diez de julio en mi casa. Me llevé una grata cuando mi tía Carolina llegó a eso del mediodía desde Londres. Era mi tía favorita, ya que vivía en Inglaterra, un país que siempre me había atraído, era actriz, vivía en una casa acomodada y se había casado con un guapo productor de cine ingles. Tenía el pelo por debajo de los hombros, que era color chocolate, unos bonitos ojos marrones y alta. Siempre vestía a la moda y tenía un humor excelente. La quería muchísimo, era la única hermana de mi padre.
Cuando la vi entrar por la puerta de casa, me abalancé sobre ella como una posesa. Mi tío Richard rió, es decir, su marido. Después de besar a tía Carolina, le di otro beso a su marido, a quien también quería mucho. Me sorprendió que no hubieran traído a mi pequeña prima Sue.
-¿Dónde está la pequeña?- pregunté cuando mamá terminó de saludar a los tíos.
-Se ha quedado en Londres. Aún es muy pequeña para viajar tanto- me contestó mi tía. La verdad es que llevaba razón, Sue tenía dos años.
-Bueno, ¿cómo es que te has dejado caer por aquí, hermanita?- le preguntó papá, que era exactamente igual que mi tía, puesto que eran gemelos.
-Pues por el asunto que os comenté por teléfono hace un mes.
Miré a mis padres ¿Cuando había llamado mi tía y yo no me había enterado?
-Mmm... es verdad. Entonces dale la sorpresa a Mari- contestó mamá.
Miré de nuevo a mis padres con gesto dudoso, ¿qué sorpresa me iba a dar mi tía? ¿Por qué tanto misterio?
-Bueno, Mari. Sé que te has sacado con muy buenas notas tus exámenes de selectividad y como ya sabía que querías venir conmigo a Londres desde hace algún tiempo... tus padres y yo queremos que te vengas, hasta que empiecen las clases, con tu tío y conmigo a pasar las vacaciones.
-¿A Londres? ¿Yo?- miré por tercera vez a mis padres, que sonreían.
El sol entraba por la ventana haciendo que el rubio dorado del cabello de mamá brillase. Me lancé contra ella, besándola.
-¡Oh, gracias! A los dos.
-Pero bueno, todavía no has contestado a lo que te ha dicho tu tía.
-Por supuesto que si... me encantaría.- dije sonriendo.
-El mérito de esto se lo debes a tu tío Richard- dijo tía Carolina guiñándole un ojo a su marido.
-Tío Richard, gracias. Te adoro- dije mientras me fundía en un abrazo con él.
-No hay de qué. Sé que te gustaría venirte con nosotros, por eso se lo dije a tu tía- Aún seguía sin saber donde había aprendido hablar tan bien el español.
-Hija, no pierdas tiempo que el avión hacia Londres sale a las siete de la tarde y son las dos y media. Todavía tienes que preparar la maleta- me urgió mamá, mientras me empujaba escaleras arriba.
-Pero...¿ya?
-Si, ya. No te entretengas más- me dijo papá. Mis tios y mis padres se rieron ante mi cara de aútentica complejidad.
Llegué a mi habitación, decorada con póster de mis actores favoritos, fotos con Ana y algunos póster más de cantantes que me gustaban, y saqué la maleta que guardaba en lo alto de mi armario. La llené de vaqueros, faldas, de camisetas, de mi ropa interior, de zapatos y de otras prendas más.
Cuando la cerré, fui al baño a por mi cepillo de dientes y del cepillo para el pelo. Los metí en mi neceser de mano y volví a mi habitación. Iba por ella como una bala, aún sin creerme que me iba a Londres con mis tíos.
De repente me acordé de Ana, ella no sabía que me iba. Tenía que decirselo. Así que cogí mi móvil y la llamé.
Cuatro, cinco y hastas seis pitidos y no me cogía la llamada, así que opté por enviarle un mensaje de texto:
Hola. Oye ¿qué pasa, por qué no me
coges la llamada? Tía, tengo que decirte una
cosa. ¡Que me voy a Londres con mi tía Carolina!
Es una pena que no puedas venir. Ya te contaré
más cuando te vuelva a llamar. Besos.
Justo cuando se lo envié, mamá tocó a la puerta. Me ayudó a bajar la maleta al salón, donde me esperaban mis tíos, con una sonrisa.
-¿Lista?- preguntó tía Carolina viendo mi maleta.
-Si- me giré hacía mamá- Gracias por todo, mamá. Te quiero. Y a ti también papá.
-Yo también te quiero- contestó mamá.
-Portate bien en Londres, que no me entere que haces alguna trastada. Cuidate mucho, hija- se despidió papá.
-Cuidaremos de ella, Enrique. Cuídate, Mariola- se despidió tía Carolina de mis padres.
Tío Richard se despidió de papá con una abrazo y de mamá con un beso. Volví a abrazar a mis padres en la puerta de casa y luego me monté en el taxi con mis tíos.
Lo que no me podía esperar eran todas las sorpresas buenas y también malas, que me esperaban en mi nuevo lugar de vacaciones.