jueves, 7 de abril de 2011

Cuarenta.

El martes, miercoles y jueves pasaron rápido. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba en España para estrenar mi primera película. Estaba muy nerviosa. El estreno iba a ser en el Teatro de la Maestranza. Mis padres iban a venir y Ana, también. Seguro que estarían muchos de mis compañeros de facultad. Aquello me iba a resultar algo extraño. Varias compañeras de curso, me llamaron antes del estreno para desearme suerte. Me dijeron, también, que les iba a dar mucha alegría ver a Daniel y que les encantaba tener como amiga a una actriz. Les agradecí mucho su apoyo.
Aquel estreno era especial. Era en mi tierra, en mi ciudad y con la gente que yo más quería.
Cuando me bajé del coche, junto a mi novio, no podía parar de sonreír. En las primeras filas, vi a mucha gente que conocía. Entre ellas, reconocí a mis amigas de la facultad, Gabriella y Sandra. Me acerqué a ellas y se abrazaron a mí. Eran muy buenas amigas y me habían demostrado todo su apoyo desde que supieron que había rodado una película junto a Daniel. Éste, al ver que tardaba, se acercó a donde yo estaba y me pasó un brazo por la cintura. Mis amigas alucinaron cuando lo vieron. No se creían que Daniel fuera tan simpático en persona.

Me despedí de ellas y entramos en el teatro. Allí dentro, vi a mis padres y me abracé rápidamente a mi madre. Ya le faltaba poco para que diera a luz a mi hermano. Después, me abracé a mi padre. Miré a Daniel. Me acerqué a él, le cogí de la mano y lo llevé junto a mis padres.
-Danny, estos son mis padres. Enrique, mi padre, y Mariola, mi madre. Esta criatura que ves aquí, ya la conoces- dije señalando a Ana.
Mi amiga me sacó la lengua mientras Daniel saludaba a mis padres.
-Encantado de conocerte- dijo mi padre estrechando la mano de mi novio.
-Lo mismo digo, señor Sanz.
-¡Pero criatura, no nos llames señores!- exclamó mi madre- Tan mayores no somos.
Daniel sonrió y dijo:
-De acuerdo.
Todos reímos y papá, se puso a hablar con Daniel.

Después del estreno, fuimos a cenar a un restaurante. La gente nos miraba, e incluso dos o tres nos pidieron un autografo y que nos hicieramos unas fotos con ellos.
Cenamos y luego nos despedimos de mis padres. Nosotros tres, Ana, Daniel y yo, nos dirigimos al piso que teníamos en la ciudad. Daniel pasó la noche con nosotras.


Los días pasaron y ya estaba de vuelta a la rutina. Mis compañeros no pararon de mirarme durante un tiempo. Ana se encaraba con todos, o por lo menos eso hacía el tiempo que estaba en la universidad, porque se pasaba más tiempo en Londres que aquí.
Mis notas, pese a todo, eran estupendas. Mis estudios iban bastante bien. Seguía en contacto con Daniel y hablaba con él casi todos los días por teléfono. Aunque todos los día me enviaba un correo electrónico.
Tío Richard me llamó un día, a mediados de junio, para decirme que un amigo suyo y director de cine, quería contar conmigo para una película. Se lo agradecí mucho, pero ahora mismo no podía, ya que estaba muy liada con los examenes finales. Si aún estaba en pie aquel proyecto una vez que hubiese acabado el curso, lo aceptaría encantada.
Ana seguía con su obra de teatro y pronto empezaría un musical junto a otro actor, pero en esta ocasión, sería una de las protagonistas. Mi mejor amiga tenía una capacidad para poder llevar sus dos carreras, la educativa y la artística, a la vez. La envidiaba por eso.
Cuando julio llegó, los examenes terminaron. Una gran alegría tanto para mis compañeros como para mí. Ana había venido desde Londres para poder hacer los examenes, pero en cuanto los terminara, se iría de nuevo.
Mamá tuvo a mi precioso hermano a finales de junido. Estabamos encantados con él. Lo llamaron Lucas, como habían acordado unos meses antes. Tenía el pelo como el de papá y mío, y los ojos, como los de mamá, azules. Era una completa ricura.

Apenas llevaba una semana de vacaciones, cuando me di cuenta del día que era: diez de julio. Hoy hacía un año de mi primer viaje a Londres. Me acordé de lo contenta que estaba ese día. Había que ver lo rápido que pasaba el tiempo.
Este verano me iba a ir allí, pero sólo de vacaciones. Después de un año tan movido, necesitaba unas buenas vacaciones. Ana me dijo que tenía que ir a ver su obra de teatro. Eso era algo lógico. A parte de que quería ir a verla porque trabajaba ella, quería verla porque nunca había visto a Daniel trabajar en el teatro.
Esperaba tener unas vacaciones bastante tranquilas y sin sobresaltos.

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