lunes, 25 de abril de 2011

Cuarenta y siete.

Después de toda una noche pensando, tomé una decisión: volver a Londres. Por lo menos, tenía que intentar reparar el error más grande de mi vida. Tenía que intentar que Daniel me perdonase, aunque Ana dijese que si lo haría.
El lunes por la mañana, llamé a mi tía Carolina, que no se creía mi repentina decisión de volver a la ciudad inglesa. Se puso muy contenta y dijo que estaba feliz de tenerme allí de nuevo. Incluso mis padres se sorprendieron cuando les dije que quería pasar unos días en Londres con mis tíos.
Mi vuelo salía el día doce de julio a las once de la mañana. Estaba muy nerviosa cuando me monté en el avión junto a Ana. No tenía ni idea de lo que me podía esperar en mi regreso a Londres.
Mi tía nos recibió en el aeropuerto con una gran sonrisa. Me tuvo un buen rato abrazada a ella y llenandome de besos. Yo no pude reprimir las lágrimas. Ana me dio unas palmaditas en el hombro, como queriendome decir qe estuviese tranquila. Tía Carolina me dijo, mientras nos dirigiamos a su casa, que tío Richard no había venido porque estaba en casa cuidando al pequeño Troy. Mis tíos hacia menos de un año que habían tenido un hijo. Yo aún no lo conocía en persona, sólo lo había visto en fotos y estaba deseando verlo desde hace tiempo.
Llegamos a casa y, todo estaba como lo recordaba. Nada había cambiado. Mi tía abrió la puerta y entró, seguida de Ana y de mí. En el interior, también estaba todo tal y como lo recordaba. Vi a mi tío con el pequeño en brazos y a Sue, leyendo en el sofá. Mi prima estaba preciosa, se estaba convirtiendo en toda una mujercita con tan sólo nueve años. Soltó el libro en el sofá y vino a saludarme. Me dio un gran beso y dijo:
-Ya era hora que vinieses. Te hechaba de menos.
-Yo también, Sue. Ya tenía ganas de volver.
-No lo hubieses vuelto si yo no te convezco, Mary- dijo riendo mi amiga.
Yo también me reí y luego saludé a tío Richard, quien también me dio un gran abrazo. Cogí a mi nuevo primo en brazos. Me miraba fijamente, pero luego sonrió. Le di un beso en la frente y se lo entregué a mi tío. Llevé mi maleta a mi habitación. No había cambiado nada en ella tampoco. Mis tíos la habían dejado tal y como yo la dejé. Empecé a poner la ropa en el armario y tía Carolina entró en mi cuarto.
-¿Cómo encuentras tu dormitorio?
-Bien, todo está tal y como lo recuerdo.
-Lo hemos dejado como tú lo dejaste. Teníamod la esperanza que volvieses. Volver has vuelto, aunque sea seis años más tarde- dijo en una sonrisa.
-Lo siento, pero aquella situación me superó- dije algo triste.
-Venga, no te preocupes. Todo el mundo se equivoca alguna vez. Nadie es perfecto. Por lo menos, te has dado cuenta que cometiste un error. Verás que bien te recibe Danny en cuanto sepas que estas aquí.
-Eso espero- dije en una leve sonrisa.
-¡Claro que si!. Se pasa todos los días preguntando por ti. Tiene ganas de verte.
-Aún no sé por qué no se ha olvidado de mí.
-Porque te quiere.- dijo mi tía en una sonrisa.
Sonreí.
Ojalá mi tía tuviese razón y Daniel estuviese contento de verme. No sé como iba a reaccionar cuando lo viese.

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