lunes, 11 de abril de 2011

Cuarenta y cuatro.

Organicé todo para irme para España. Compré el billete, preparé la maleta y se lo dije a mis tíos, quienes se sorprendieron de mi repentino cambio de planes. Incluso me preguntaron que si tenía algún problema con Daniel. Mi contestación fue negativa, por supuesto que no tenía ningún problema con él.
Me iba el día veinticuatro de septiembre, así que cité el día anterior a Daniel para que viniese el mismo día veinticuatro antes de que yo me fuese. Él no sabía que me iba y no lo iba a saber hasta ese mismo día. Tuve que pensar muy bien lo que le iba a decir. No quería hacerle daño, no quería verlo sufrir, pero era imposible que siguiesemos juntos. Por culpa de Samantha iba a perder a la persona que más quería.
Estuve toda la noche del veintitres llorando, intentando pensar en qué decirle. Me levanté sintiendome mal, ni siquiera desayuné. Tenía el estómago cerrado.
Daniel llegó a eso de las tres y media de la tarde. Mi vuelo salía a las siete. Mi tía le dijo que pasase a mi habitación que yo lo estaba esperando. Lo hice entrar cuando tocó a la puerta.
Sonreía, pero la sonrisa se le borró cuando vio las maletas que estaban en mi dormitorio.
-¿Te vas?- preguntó extrañado.
-Si. Ya no aguanto más. Esto ha podido conmigo. Has visto como he cambiado en tan poco tiempo, aún me siguen llegando amenazas. Voy a terminar por volverme loca.
-Pero el abogado de tu tío está haciendo todo lo posible para que Samantha pare.
-Aunque me duela esto, voy a cortar por lo sano.
-¿Te vas a echar atrás ahora?. Mary, olvida todo y sigue con tu vida, con tus sueños.
-¡No puedo!. No puedo más con esto. Me voy, Danny. Y esto que te voy a decir es lo más duro que voy hacer.
-Mary, no...
-Esto se terminó. Lo nuestro llegó a su fin- dije y las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos.
-Por favor, Mary, no me hagas esto- contestó. Por primera vez, lo vi llorar.
-Es lo mejor que puede pasar...
-Pero tú me quieres, no entiendo por qué haces esto.
-Por eso mismo, porque te quiero más que a otra persona, hago esto.
Se acercó a mí y me cogió la cara. Se me partió el alma al verlo llorar. Juntó su frente con la mía y dijo:
-Por favor, Mary, piensatelo otra vez. Si me dejas, no voy a poder vivir sin ti.
-Danny...- suspiré. No tenía palabras para decirle lo que en ese momento sentía.
Acercó sus labios a los mios y me besó. Encontré el valor suficiente para separarlo de mí, pero él no me dejó. Me abrazó contra su cuerpo y llorando me dijo:
-No te vayas, te lo pido. No me dejes, por favor.
-Ya está todo decidido. No hay vuelta atrás. Tienes que seguir con tu vida. Lo mismo que yo seguiré con la mía. Te voy a recordar siempre y nunca voy a olvidar todo lo que ha pasado entre nosotros- dije apartandome de él.
-No, no y no. Me niego a que esto termine por culpa de esa niña. No me hagas esto, Mary.
-Vete, por favor, vete. No puede ser. Esto no puede ser. Se acabó, Daniel, se acabó- dije empujandolo fuera de mi habitación. Cuando lo hice, cerré la puerta.
Me derrumbé y caí de rodillas después de cerrarla. Apoyé la espalda en la puerta, llorando a lágrima viva.
-Mary, por favor- gritaba Daniel aporreando mi puerta.
-¡Vete!- grité entre sollozos.
-Abre, te lo suplico, abre. Mary, no me hagas esto, yo te quiero- Daniel aún lloraba.
-Yo también te quiero con toda mi alma.- susurré.
-Daniel, déjala. Ahora mismo está confundida. Verás como dentro de poco, todo se soluciona.- escuché decir a mi tío Richard.
-No, Richard, esto no...
-Tranquilo. Todo se soluciona. Cuando ella reflexione, verás como todo cambia. Ven, vámonos- tío Richard se lo llevó y yo empecé a llorar más fuerte.
Todo esto me resultó muy duro. Me arrastré hasta mi cama como pude. Me sentía muy mal. Tía Carolina entró en mi habitación y me abrazó sin decir nada. Yo lloraba con todas mis ganas. No sé si iba a poder aguantar todo esto. Aún me sentía fatal cuando me subía al avión.
Me esperaban tiempos muy duros, o eso creía yo.

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