jueves, 31 de marzo de 2011

Treinta y seis.

Estaba agobiadísima con los exámenes que tenía antes de las vacaciones de Semana Santa. Encima tenía que soportar casi todos los días a un montón de periodistas, que me seguían por todos lados, que me preguntaban sobre mi vida junto a Daniel o sobre cualquier cosa que quisieran saber. Ya, por lo menos, se habían callado los rumores de mi supuesto embarazo, pero no me dejaban tranquila. Las televisiones no paraban de llamarme para que diese entrevistas. Estaba volviéndome loca con tanto periodista alrededor.

Hablaba con Daniel, al menos, dos días por semana. Ahora, todo se me estaba haciendo más cuesta arriba porque, a mediados de Abril, Ana se iba a Inglaterra hacer la prueba para la obra de teatro que le dije. Tenía que estar, al menos, dos semanas sin ella, eso si no la cogían, porque de hacerlo, se tendría que quedar allí. Me iba a dar algo.

Mamá seguía con su embarazo sin ningún problema. Ya estaba de cinco meses y estaban a punto de decirle el sexo del bebé. Yo prefería niña, pero si era niño, lo iba a querer igual.

Tío Richard había llamado hacia unos días para confirmarme la fecha de estreno de la película. Sería el día tres de mayo en Reino Unido y el diez, en España. Ya deseaba que llegase ese día para ver a Daniel. Aún quedaban algo menos de dos meses para eso, pero a mí el tiempo se me hacía eterno. Últimamente me agobiaba con todo. Ya estaba así por los exámenes, pero el hecho de ver periodistas todos los días era algo abrumador.

Me pasaba las horas muertas mirando la pulsera que Daniel me había regalado por mi cumpleaños. Era de plata y tenía un corazón colgando. O si no, leyendo la carta que venía con ella. La verdad, es que estaba deseando verlo.





Abril llegó y con él, la ida de mi mejor amiga. Ana tenía todo listo. Su padre iba a venir por ella para llevarla al aeropuerto. En Londres iba a quedarse en casa de mis tíos. Ahora, yo me quedaba sóla en mi piso hasta que llegase el día en que me fuera para allá. Tío Richard me había dicho que el día dos tenía que estar allí, porque ese mismo día tenía una entrevista en una televisión local. Sólo me separaban cuarenta días de Daniel.

Cuando el padre de mi amiga vino por ella, ésta y yo nos echamos a llorar. Esperaba que consiguiese ese papel en la obra de teatro junto a Daniel. Él iba hacer todo lo posible par que Ana consiguiera el papel. Era el protagonista y conocía muy bien a la directora para decirle que escogiera a mi amiga para el papel. Sé que Ana lo haría estupendamente. El teatro era una de sus pasiones.

Antes de marcharse, mi mejor amiga me prometió que ese papel sería suyo, aunque ella desconocía lo que Daniel iba hacer. No sé de donde le venía aquella vena bromista, porque me aseguró que se iba a quedar con mi novio, ya que lo iba a ver muy a menudo. Le contesté, entre risas, que lo intentara, que a lo mejor lo conseguía. Ya sabía que ella no haría eso. A ella también le gustaba como actor, pero a la que realmente le gustaba como persona era a mí. Además, Daniel no era su tipo de chico.

Me dio un fuerte abrazo, un beso y se subió al coche con su padre. Le dije adiós con la mano hasta que la perdí de vista. Luego subí a mi piso. No tenía que estudiar mucho. Lo más probable, como era viernes, era que me fuese a mi pueblo a casa de mis padres. Mamá aúno no me había dicho el sexo del bebé y ya tenía ganas de saberlo. Así que preparé algo de equipaje y me fui para la estación de tren.

Iba a pasar los cuarenta días más largos de mi vida. Menos mal que tenía la compañía de mis padres que si no...

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