miércoles, 30 de marzo de 2011

treinta y cinco.

-¿Qué hay rumores sobre que estás embarazada?- preguntó Daniel en cuanto le conté lo sucedido.
-Sí, lo he leído en una revista.
-¿Y todo porque te han fotografiado con ropa ancha?. Esto se está poniendo bastante mal.
-Te puedo asegurar que la que está haciendo esto es Samantha. Danny, es la única que quiere estropear lo nuestro- dije en tono angustiado.
-Menos mal que todo es mentira, que si no...
-¿Estás dudando de mí?, ¿Crees que si estuviese embarazada, no te lo diría?
-No, no es eso, Mary. Lo único que digo es, que de esta manera, es más fácil negarlo. Ahora llamaré a Alex para que hable con el agente de Samantha...- dijo y de repente, se calló.
-¿Danny?
-Espera un segundo, en la tele están diciendo algo sobre nosotros.
-Vale- contesté y esperé hasta que Daniel volvió hablar al cabo de varios minutos.
-Acaban de decir lo mismo que tú me has dicho. Pero aquí es peor, dan por hecho de que estás embarazada.
-¡Ay, Dios!. Esto se está complicando...
-Mary, tranquilizate. Voy a llamar ahora mismo a Alex para que haga todo lo posible para acallar todo esto lo antes posible. Esto me está empezando a cabrear a mí.
-No vayas hacer ninguna tontería.
-¡Claro que no!- exclamó.
-De acuerdo. Mantenme informada, ¿vale?
-Por supuesto. Ahora te tengo que dejar, voy a informar a Alex de esto. Aunque, a estas alturas, ya creo que se sabrá hasta en la casa real.
-Como quieras. Muchos besos.
-Besos.- dijo y colgó.
Solté el teléfono y me puse a estudiar junto a Ana.
No habían pasado ni veinte minutos de haber soltado el teléfono, cuando éste empezó a sonar. Imaginé que era Daniel, pero vi que no era él al coger la llamada. Era mamá.
-Hola, ¿qué pasa?.
-Hola, hija. ¿Te has enterado de lo que dicen de ti en la tele?
-Si, ya lo he visto en una revista y Daniel me ha dicho que los rumores en Inglaterra son peores.
-Dime que todo es mentira.
-Por supuesto que todo es mentira. Yo no estoy embarazada.
-¡Menos mal! No sabes lo mal que lo he pasado cuando he escuchado eso.
-Puedes estar tranquila. Todo esto es un invento de Samantha Rose.
-¿Samantha Rose?- preguntó mamá algo extrañada.
-Es una actriz que rechazó el papel que yo hice en la película, porque quería más dinero. Y ahora está celosa porque estoy con Daniel.
-Llevas razón. Tu tía me lo contó.
-Mamá, tú tranquila que en tu estado no te puedes alterar. Bueno, ahora te dejo que tengo que seguir estudiando.
-Me alegro de que todo sea mentira. Vale, hija, ten cuidado. Muchos besos.
-Lo mismo digo. Dale recuerdos a papá. Muchos besos, mamá- me despedí y colgué.
Dejé el teléfono en su sitio y volví a la mesa a estudiar. Ana me miraba con una sonrisa. No entendía a que venía aquello.
-No me puedo creer que hayas cambiado en tan poco tiempo. Hace nada que te afectaba todo lo que decían de ti y ahora te da igual todo. Yo creo que te han hecho algo la última vez que has ido a Londres.
-Sólo me he dado cuenta que no se puede ser tan tonta. Esa quiere guerra y la va ha tener.
-¡Esa es mi amiga!- exclamó Ana pegando brincos en su silla.
Sonreí.
Mi amiga llevaba razón. Antes todo me afectaba, ahora no.
Tenía un novio famoso, del cual había muchas jovenes enamoradas de él, y como enemiga, a una joven actriz, que quería destruir mi pequeña carrera. Pero lo que le había dicho a Ana era verdad, si quería guerra, la iba a tener. No voy a quedarme de brazos cruzados.
Seguía siendo la chica de siempre, pero algo dentro de mí había cambiado.

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