jueves, 30 de diciembre de 2010

Nueve

Nos sentamos en el sofá. Estuvimos varios minutos sin hablar, pero como no quería ser descortés con él, le pregunté:
-¿Quieres tomar algo?
-No, gracias. No me apetece nada- suspiró y me preguntó:-¿Te debió doler bastante, verdad?
Sabía a lo que se refería. A mi ex novio.
-Un poco si, ¿por qué?
-Se te nota. No confías en los chicos. Temes que te hagan lo mismo otra vez.
-No me digas que eres adivino ahora.- bromeé.
-No es eso, pero ¿a qué llevo razón?- insistió.
-Si, la verdad es que si. Lo quería bastante. Sólo llevábamos unos nueve meses, pero aquello me dolió. Aunque eso ya es asunto olvidado.
-Es lo mejor que puedes hacer.
-Ya, ¿y a ti te dolió lo de Samantha?- No sé por qué, pero ahora me costaba menos preguntarle.
-No, me di cuenta de que era demasiado niña. Sólo tenía cabeza para ella misma.
No supe que contestarle. Me quedé callada, sólo mirándolo.
-¿Qué es lo que más te gusta de mí?- me preguntó, pillándome desprevenida.
-¿Por qué lo quieres saber?
-Curiosidad.
Respiré hondo y le contesté:
-Tus ojos y tu forma de ser.
Sonrió y levantó su mano derecha. La bajó al instante.
-Pues a mí me gusta de ti... también tu forma de ser, aunque tus ojos también son muy bonitos- contestó.
Volví a ponerme roja como un tomate.
Daniel volvió a levantar su mano derecha, se acercó un poco más a mí y la colocó en mi mejilla, que al contacto con su mano, se puso aún más roja.
-Me gusta cuando te pones así, te ves más bonita.
-Daniel, yo...- quise decirle lo que sentía por él, pero no podía.
-¿Sabes una cosa? Me he dado cuenta hace un par de semanas de algo, pero no me atrevo a decírtelo- dijo quitando su mano de mi mejilla.
-¿Qué...?
-¿Que qué quiero decirte?- preguntó. Yo asentí. Por primera vez, desde que lo conocí, me pareció tímido- Pues que me gustas, Mary, y mucho. No sé como ha podido pasar, pero me gustas.
No me lo podía creer.
Esto no.
¿Qué yo le gustaba a Daniel Smith?
Seguro que lo estaba soñando, así que, disimuladamente, me pellizqué en un brazo y noté un pequeño dolor.
Pues no, no estaba soñando.
Daniel se acercó un poco más a mí. Ya sólo nos separaban apenas veinte centímetros. Mi respiración empezó a entrecortarse y mi corazón a palpitar más fuerte.
-¿Por qué te has quedado tan callada?- preguntó en una sonrisa.
-Lo que acabas de decir... ¿es verdad?
-Por supuesto, ya te dije que la sinceridad es algo que valoro mucho.
Respiré hondo para coger valor. Tenía que decírselo. Era un buen momento.
-Tú a mí también me gustas. Y no lo digo en plan actor y fan, si no como persona. Desde que te vi por primera vez y descubrí como eras, me gustas aún más. Me gusta tu sonrisa, tus ojos, tu pelo... Cada vez que te veo el corazón se me quiere salir del pecho, cada mañana me falta el aire cuando te veo aparecer por el set de rodaje y decirte también que... que me he enamorado de ti- bajé la mirada al decir esto último.
Me levantó la cabeza con una de sus manos. Las sentía tan cálidas... Seguía sonriendo, aún más si podía.
-Y yo que no me atrevía a decirte eso mismo por miedo a que me rechazaras y mira por donde vas tú y me dices que estas enamorada de mí.
-¿Tú... tú también lo estas de mí?- me las apañé para preguntar.
-Demasiado. Es la primera vez que siento esto así por alguien. La verdad, es que sí, estoy enamorado de ti, Mary.
Se acercó un poco más. Sólo nos separaban menos de cinco centímetros. Sentía su respiración, podía olerlo a la perfección...
Cogió mi cara entre sus manos y acercó la suya lentamente. Sus labios rozaron los míos. Fue sólo un beso, algo que bastó para dejarme sin aliento.
-Necesito beber algo- dije separándome de él y levantándome del sofá.
Me dirigí a la cocina y me apoyé en la mesa para no caerme. Tuve que respirar hondo para tranquilizarme. Levanté mi mano derecha y me rocé los labios.
Daniel Smith me había besado.
Fui por el vaso y lo llené de agua. Me lo bebí y volví al salón.
Él estaba allí, sentado en el sofá mirándome.
-Perdona, yo no he tenido que hacer eso.
-No pasa nada- dije y sonreí.
-¿Te encuentras bien?
-Sí, si claro. No esperaba esto solamente. Pero estoy bien.
Se levantó del sofá y se puso frente a mí.
-Creo que debería irme.
-¿Por qué? ¿No te puedes quedar un poco más? De verdad, estoy bien.
-Creo que ya te he ocasionado problemas. No quiero abusar más de tu hospitalidad. Por lo que hecho, me deberías de haber pegado una bofetada.
-No me ocasionas ningún problema, Daniel.
-Es mejor que me vaya, Mary- contestó.
Se dirigió hacia la puerta.
Suspiré y me mordí el labio inferior.
Antes de que el chico abriese la puerta, lo cogí por el brazo. Él se volvió. Me puse de puntillas y lo besé. Después me aleje de Daniel unos pasos, pero esta vez fue él quien me cogió de una mano y me acercó hasta él. Me pasó las manos por la cintura y mis brazos rodearon su cuello. Este beso fue más largo que los otros dos.
Cuando nos separamos, me dijo:
-Eres la chica más dulce que he conocido.
Sonreí como respuesta.
-Te quiero- susurró mientras me acariciaba los labios con uno de sus dedos.
-Yo también te quiero.
-Ahora si que tengo que irme. Te prometo que sabrás de mí en nada.
-Eso espero- dije sonriendo.
Me dio un beso rápido y abrió la puerta. Se despidió con un gesto y se encaminó hasta su coche. Antes de meterse en él, volvió a despedirse con un gesto de la mano. Entró dentro, arrancó y se fue.
Yo entré en casa, cerré la puerta y me dirigí a mi habitación. Me tiré encima de la cama con una sonrisa.
Suspiré.
-Esto si que es un sueño hecho realidad- susurré.
Estaba feliz.
Esto debía saberlo Ana, bueno mañana le mandaría un correo. No sé como iba a reaccionar mi amiga. Seguro que no se lo creería, porque no yo misma lo hacía.

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