lunes, 20 de diciembre de 2010

Cinco

Habían pasado ya dos días desde que empecé a rodar. Era sábado, así que sólo rodaríamos hasta la hora del almuerzo.
Estaba rodando una escena donde yo le tenía que comunicar a mis padres que quería seguir los pasos de mi hermano en el mundo de la música, cuando de repente y sin motivo aparente, Charlie cortó el rodaje. Miré a Daniel, gracias a Dios ya no me ponía colorada ni a tartamudear como el primer día delante de él, como buscando una respuesta. Se encogió de hombros.
-¿Qué pasa?- preguntó Marylin, la mujer que interpretaba a mi madre en la ficción.
-No sé- respondí.
De pronto, se empezó a escuchar unas voces. Miré al director y a sus ayudantes, que estaban mirando para el sitio de donde procedían las voces. Por la puerta del set de rodaje, apareció la figura de una chica. Daniel se movió de su sitio y se puso a mi lado. Lo miré y luego volví a mirar a la chica que daba gritos. La reconocí de inmediato. Era Samantha Rose.
-¿Dónde está la chica que me ha quitado el puesto? ¿Dónde?-gritaba.
Parecía furiosa.
Detrás de ella, apareció un hombre que intentaba pararla. Vi a mi tío y a Charlie dirigirse una mirada. Parecían preocupados. Samantha seguía gritando.
-No me puedo creer que una niña que nunca a actuado me haya quitado el puesto, pero ¿quién se cree? ¡Yo llevo años actuando!
-¿Quieres tranquilizarte, Samantha? Aquí nadie te ha quitado el puesto, tú ha sido quien no lo ha querido si no era por más dinero.- dijo Charlie.
-No me voy a tranquilizar- giró la cabeza y su mirada se dirigió donde estabamos Daniel y yo- ¿Es esa, verdad? Si, tiene que ser esa.
Empezó a dirigirse a donde estabamos. Charlie intentó retenerla, pero Samantha se escapó antes de que la cogiera. Daniel se puso delante de mí en un ademán de protegerme.
-¿Tú eres la que me ha quitado el papel, verdad? ¿Tú eres la niña de un pueblo perdido de España que ha venido hasta aquí para robarme el sitio en esta película? Pero mirate, eres poca cosa.
-Déjala, Sam. Tú has sido quien no ha querido el papel. Ella no te ha quitado nada.
-Si, ahora defiendela, Dan, no es justo.
-La defiendo porque ella no tiene la culpa. Mary es tan buena actriz como tú o incluso mejor.
-¡No me lo puedo creer! ¿Qué una principiante es mejor que yo? ¡Ja!
Detrás de Daniel, empecé a temblar. Sentía miedo por como se estaba poniendo Samantha.
-Samantha, deja tus aires de superioridad. Haznos un favor y vete. Ya tendrás otros papeles.- dijo Daniel, empujandola levemente.
La chica me dirigió una mirada furiosa y dijo:
-Te vas a enterar. Me da igual que seas mayor que yo y que tus tíos sean Carol Sanz y Richard Black. A mí nadie me quita un papel.
-Vete ya- esta vez fue Marylin quien habló. Puso sus manos sobres mis hombros. Si no lo hubiera hecho, seguro que me habría caido.
-Venga, Sam, vámonos- el hombre que venía detrás de ella, llegó y empezó a tirarle del brazo.
Tuvo que venir Charlie para que Samantha se fuera. Cuando lo hizo, Marylin me aconsejó que me sentara en uno de los sofás que estaban en el decorado. Mi tío y Charlie se acercaron a mí:
-¿Estás bien, Mary?- me preguntó tío Richard.
-Si, si, estoy bien. Sólo un poco confundida por lo que ha pasado- contesté.
-Vamos a parar una hora ¿vale? Así te recuperas un poco. Tienes mala cara, tómate algo- me aconsejó Charlie poniendome una mano sobre mi hombro izquierdo.
Asentí. Mi tío se apartó un poco junto al director de la película, mientras Marylin me traía un vaso con agua. Empezaron a hablar:
-Debemos de hacer algo, Charlie. Esta chica es capaz de montar un lío y la más perjudicada va a ser mi sobrina. Samantha tiene un manager bastante fastidioso.
-Si, Mary es una chica muy buena y se le nota. Tendremos que reforzar la seguridad durante el rodaje.
-Vamos a mi despacho a ver lo que podemos hacer.
-De acuerdo- Charlie se volvió hacia todos y dijo- Vamos a descansar durante una hora.
Mi tío me sonrió y salió del set junto a Charlie. Yo me levanté del sofá. Tenía que salir de allí para despejarme un poco. Seguía confundida con lo que había sucedido.
-¿A dónde vas?- me preguntó Marylin.
-Ahora vengo. Tengo que... ir al baño- mentí, no sé por qué lo hice, pero necesitaba salir de allí.
Cuando lo hize, me dirigí hacía el exterior del estudio. Me senté en las escaleras que conducían a un set de rodaje en el exterior. No pude reprimir las lágrimas. Me sentía rara. No pude defenderme de Samantha.
Escondí la cara entre mis manos, mientras lloraba con todas mis ganas. Era idiota, siempre me acobardaba cuando alguien me gritaba. Sentí como alguien se sentaba a mi lado. Deseé que no fuera Daniel, pero no fue así:
-¡Ey! No te preocupes, no pasa nada. Samantha dice mucho pero luego no hace nada- me consoló- Así que no llores, hermanita.
Me levanté rápidamente. No quería que me viera llorando. Me limpié las lágrimas con la mano.
-He sido una idiota por no defenderme yo sola-dije mirando al suelo.
-No pasa nada- repitió- Es normal. A mí al principio también me pasaba esto. Samantha tiene un carácter fuerte, pero no hace nada, te lo aseguro.
-Parece que la conoces bien- dije y por primera vez, desde que llegó hacia menos de cinco minutos, le miré a la cara.
-Si, para mi desgracia he estado un par de meses saliendo con ella. Es la chica más prepotente y egoísta del mundo. Habla mucho y luego no hace nada- contó. Se puso un poco triste.- Pero bueno, así es la vida. Así que ya sabes, que no se te suba la fama a la cabeza- añadió sonriendo.
Suspiré.
Daniel se levantó y volvió a hablar.
-No me gustan las chicas arrogantes y prepotentes. Las prefiero sencillas, divertidas y naturales.- Lo miraba como una tonta. Cuando me di cuenta, aparté la mirada.
-Pues eso no es lo que he oído de de ella.
-Normal, de las estrellas de Hollywood sólo hablan maravillas- dijo riendo- Pero bueno, dejemos de hablar de ella. He venido por qué vi como saliste del set y me preguntaba como estabas.
-Un poco mejor, gracias por preocuparte.
-No es nada. Si no me preocupo yo de mi hermana, entonces ¿quién lo va hacer?- dijo y consiguió arrancarme una sonrisa- ¿Ves? Así te ves mejor.
Consiguió ponerme colorada.
-Si te doy un abrazo ¿te sentiras mejor del todo?- dijo con gesto inocente.
Aquel gesto me encantaba. Sonreí como respuesta.
Daniel se acercó y me abrazó. Sentí mariposas por el estómago. Los pocos segundos que estube abrazada a él me sirvieron para estar mejor.
-¿A qué estás mejor?- preguntó.
-Si- sonreí.
-Pues entonces, volvamos dentro. No es por nada, pero es que me muero del hambre y seguro que no querras que mañana salga en los periódicos que estoy en un hospital ¿verdad?- bromeó.
-No, por supuesto que no- dije y no pude reprimir las ganas de reirme.
Él me miró extrañado.:
-¿De que te ríes?
-Eres muy simpático y divertido. Eso no lo sabía de ti- confesé aún riendo.
-¡Ajá! Así que has leído todo lo que ha salido de mí en la prensa.- me preguntó en tono misterioso mientras nos dirigíamos a la cafetería.
-Bueno... sí. Me gusta tu trabajo.- volví a confesar y a ponerme roja.
-Entonces te habrás dado cuenta de que soy más feo al natural que en las fotos- dijo sonriendo.
-No creo- fue mi única respuesta llegando a la cafetería.
Allí estaba ya mi tío, que al verme se acercó.
-¿Cómo estas?
-Mejor.
-Hemos tenido terapia- comentó Daniel.
Mi tío Richard lo miró como si no entendiera nada. Daniel se lo explicó.
-He criticado a Samantha y Mary se ha reído ante mis tonterías.
-¡Ah! ya veo. Has descubierto el lado payaso del actor inglés Daniel Smith- dijo mi tío en una sonrisa y dándole unas palmaditas en la espalda.
-La verdad es que es muy simpático- dije.
-Ven, Mary, tómate un café para que estés mejor y así te alejo de esta mala influencia.
-Si, Mary, aléjate de mí, porque suelo dejar mi locura por ahí suelta- contestó riendo Daniel.
Me reí de nuevo. Creo que Daniel me estaba gustando más de lo que pensaba.

Después de tomarme el café con tío Richard, fui al baño. Me miré en el espejo antes de salir de allí. Inspiré hondo y olí el perfume de Daniel que se había impregnado en mi ropa cuando me abrazó. Sonreí y salí del baño.
Me dirigí de nuevo al set de rodaje y vi que ya estaban allí todos. No vi a mi tío por ningún lado. Charlie se acercó a mí y me preguntó:
-¿Cómo estás? Te veo mejor cara- asentí y volvió a preguntar- ¿Lista para volver a rodar?
-Si, claro.
Volví a mi sitio y los demás también. El director ordenó que empezáramos a rodar.

Cuando terminamos de rodar por ese día, mi tío me acercó a casa. Estaba molida. Pensaba en almorzar, ducharme y descansar lo que quedaba de fin de semana.
El domingo a eso de las tres, una hora más en España, llamé a casa:
-Hola, mamá.
-Hola, Mari ¿Qué tal estás cariño?
-Muy bien ¿y vosotros?
-Bien, también. Tu padre esta durmiendo, pero cuéntame ¿qué tal el rodaje?
-Estupendamente, me encanta trabajar con Daniel- dije emocionada.
-¿Con Daniel?- preguntó mi madre extrañada.
-Si, con Daniel Smith. ¡Oh, mamá! Es tan simpático, tan divertido, tan bueno...
Tía Carolina reía mientras jugaba con Sue.
-Tu hija me tiene un charco de babas en el salón- dijo levantando la voz.
Las tres nos reímos.
-O sea, que ese chico te gusta de verdad ¿no, hija?- me preguntó mamá.
-Creo que si.- confesé.
-Bueno, yo me alegro. Pero ten cuidado con todo- me aconsejó mamá.
-Si, tranquila. Te voy a ir dejando, mamá. Quiero llamar a Ana.
-De acuerdo. Te quiero mucho, hija.
-Yo también. Besos.
-Besos- dijo mamá y colgué.
Marqué el número de mi amiga, pero fue en vano, ya que no estaba en casa. Colgué de nuevo y me senté junto a mi tía y a mi prima.
-Así que te gusta Daniel Smith ¿no?
-Un poco, si- contesté.
-Normal, lo sigues desde que empezó. Y como es tan guapo, tiene unos impresionantes ojos azules...
-¡Tía!- exclamé escandalizada.
-¿Qué? Es verdad, si te gusta, te gusta.
Me tuve que reír. A veces, tía Carolina aparentaba veinte años y no treinta y cinco. Pero llevaba razón: Daniel me gustaba ya demasiado. Y no solamente como actor, sino como el chico normal y corriente que era. Durante estos días de rodaje, siempre se portó muy bien conmigo, me ayudaba en todo. Aunque debía de reconocer que me dejó bastante sorprendida su actuación ayer ante lo sucedido.

Durante la cena, tío Richard alagó mi trabajo. Dijo que Charlie y el resto de productores estaban muy contentos con él, que les parecía increíble que alguien que jamas había actuado lo hiciera así de bien. Tía Carolina bromeó diciendo que era cosa de genética.
Todos nos reímos. A lo mejor mi tía tenía razón. Quizá lo llevara en lo genes.
Tío Richard me dijo que otro productor de esta película quería contar conmigo para otra película.
No me lo podía creer, esto si que parecía un sueño.

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