lunes, 20 de junio de 2011

Sesenta.

Hacía unos dos meses de mi boda. Daniel y yo viviamos en la casa que nos habían regalado sus padres. Era lo suficiente grande para los dos, demasiado diría yo. Tenía cinco habitaciones, tres baños, un salón, un comedor, una cocina, una terraza, un jardín en la parte trasera con piscina y un despacho. Era de dos plantas y mi primera impresión cuando la vi fue que tenía muchas habitaciones. Daniel puso los ojos en blanco y se rió.
-Así podrán venir nuestros padres y Ana con Michael, pero no creo que todas las habitaciones sean para eso.
Lo miré y de repente, lo comprendí todo.
-Aún es pronto para tener hijos, ¿no?- dije con una sonrisa.
-Cuando tú quieras. Yo estaré encantado de ser padre cuando tú lo decidas.
Entre risas dije:
-Espera ver los titulares de la prensa diciendo: El actor ingles, Daniel Smith, espera a su primer hijo. Vamos, va ha ser la revolución entre tus fans.
Él rió también. Me encantaba verlo así de feliz.
Durante los días de diario, lo veía muy poco, pues llevaba dos meses grabando su nueva película. Desde que volvimos de nuestra luna de miel, para ser exactos. Yo me dedicaba todo este tiempo, a buscar trabajo, pero aún no había encontrado nada. También estudiaba un proyecto sobre una película, en la cual trabajaba Ana, que mi tío me había dado. No estaba para nada mal. Si aceptaba ese papel, sería una joven profesora en un colegio para niños con poderes. Me encantaba ese tipo de películas y el guión era muy bueno. Ana me dijo que lo aceptara y que así podríamos trabajar juntas.

Hoy hacían dos meses justos de mi boda, así que preparé una cena especial. Daniel me había dicho, antes de irse, que hoy estaría temprano en casa. No me dijo el por qué, pero no me importó.
Lo tenía todo listo cuando mi marido llegó. Me dio un beso y dejó su chaqueta en el perchero del recibidor. Serví la cena y nos sentamos a cenar.
-¿Has decidido ya aceptar trabajar en esa película?
-Si, lo he pensado, pero aún no tengo nada decidido.
-A mí me parece muy buen proyecto, pero la decisión está en ti. Por cierto, todo esto está riquisimo.
-Gracias- dije sonriendo.
Después de la cena, Daniel me llevó en volandas a la habitación. Yo no podía dejar de reírme. Pero la verdad, es que mi marido era todo dulzura.
A la mañana, mientras desayunaba en la cocina con Daniel, llamaron a la puerta. Fui a abrir y Ana entró em casa como un rayo. La seguí después de cerrar la puerta.
-Oye, ¿por qué has entrado así?- le pregunté llegando a la cocina.
-¿Qué pasa?- preguntó Daniel sorprendido al ver a mi amiga allí.
-Ésta, que ha entrado como Pedro por su casa sin decir nada- contesté.
-Mary, por lo que más quieras, tienes que aceptar ese papel en mi película- me rogó Ana.
La miré sorprendida. Mi amiga tenía cara de suplica.
-¿Y por qué tanta súplica?- pregunté.
-Amiga, como tú no aceptes ese papel, lo va hacer una chica que es el triple de prepotente de Samantha Rose. Además, no me apetece tener que hacer de su hermana en la ficción.
Miré a Daniel, que dijo:
-Si es así, es mejor que aceptes.
-¿Esto no será algo tramado entre vosotros?
-No, te lo juro. Si quieres, llamo a Richard para que él te lo diga- contestó Ana.
Daniel se levantó de la silla, me besó en la mejilla y dijo:
-Luego me contarás, que me voy a trabajar.
Cogió su cazadora y se marchó. Yo me quedé con Ana en la cocina. Ésta llamó a mi tío y me pasó la llamada. Richard me dijo que mi amiga estaba en lo cierto. No sé como, pero consiguieron convencerme y acepté ese papel. Ana se puso a gritar como una loca cuando le dije a tío Richard que volvía al cine. Yo no paraba de reírme al ver a mi amiga de aquella manera. En verdad, me hacía mucha ilusión volver a actuar.
Ese era mi sueño.

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