lunes, 27 de junio de 2011

Sesenta y uno.

El tiempo, desde que volví a Londres, se pasaba volando. El rodaje de mi nueva película empezó a principios de octubre y me mantenía muy ocupada. Seguía sin apenas ver a Daniel y eso me preocupaba, pues pensaba que pobría afectar a mi matrimonio con él. Pero estaba equivocada, porque el tiempo que pasabamos juntos, no se separaba de mí.
Trabajar con Ana era muy divertido, pues se pasaba casi todo el tiempo bromeando. Era, como la versión femenina de Daniel. Aunque, a la hora de rodar, era toda una profesional. Tampoco tenía ninguna queja sobre el director, un simpático hombre llamado Robert. Siempre estaba riendo y explicaba todo muy bien. Cuanto más avanzaba el rodaje, más me gustaba a ver vuelto, aunque terminara bastante cansada. Pero no me importaba, porque estaba realizando mi sueño.

Cuando llegó febrero, jamás pensé en todo lo que, a partir de ahí, iba a suceder.
Daniel me sorprendió con una tarta y un libro firmado por mi escritora favorita, el día que yo cumplía veintisiete años. El día catorce, por ser domingo y san Valentin, me sorprendió con una cena romántica en casa. Yo no me la esperaba, pero me gustó mucho la cena, incluido el regalo de después.
Era principios de marzo cuando recibí la mejor noticias de todas y la que, con toda seguridad, no me esperaba...
Era día siete y, como era lógico, estaba rodando. Me sentía un poco mal y tenía el estomago un poco revuelto. Había vomitado nada más levantarme, aunque ya llevaba un par de semanas así. Daniel me aconsejó que me quedase en casa, que ya llamaría él a Ana para decirle que no iba a trabajar, pero no le hice caso y me marché. Ya había acabado de tranajar y lo más seguro era que quisiera que me quedara en casa con él.
Llegué al set de rodaje con muy mala cara,pues aún sentía ganas de vomitar. Ana, al ver mi cara, preguntó:
-¿Qué te pasa?.
-Me he levantado vomitando y tengo el estomago como si anoche hubiese estado de borrachera.
-No, si mala cara tienes. A ver si has comido algo que estaba en mal estado.
-Puede ser que...- me llevé las manos a la boca y me dirigí al lavabo corriendo.
Gracias al cielo que estaba cerca, porque hubo un momento en que dudé en vomitar encima de Ana.
-¡Por dios santo, Mary!. Lo que hayas comido o lo que sea te está haciendo echar hasta la primera papilla.
Me lavé un poco la boca y le contesté:
-Danny quería que me quedase en casa.
-Pues podías haberle hecho caso- dijo mientras saliamos de los lavabos.
-¿Para qué?. Si sigo mal, luego me pasaré por el hospital y listo. Lo más seguro es que sea un virus o algo de eso.
-¡Que cabezota eres, Mary!- exclamó Ana acercandonos a maquillaje.
Allí nos encontramos con Robert, que le estaba diciendo a una de las maquilladoras algo sobre lo que quiería para uno de los personajes. A vernos, se dirigió a nosotras. Se alarmó un poco cuando vio mi cara.
-¿Qué te pasa?. Pareces enferma.
-Sólo tengo el estomago un poco revuelto, nada más. Estoy bien- dije intentando sonreír.
-Está bien, pero a la minima que te encuentres mal, me lo dices, ¿de acuerdo?.
Asentí y, mi amiga y yo, nos sentamos para que empezaran a prepararnos para nuestros personajes. Casi una hora y media después, empezamos a rodar.

Deberíamos llevar como dos horas rodando, cuando empecé a sentirme mal de nuevo. Yo no me encontraba rodando, si no que estaba al lado de Robert y de otro compañero esperando a que llegase mi turno. Me agarré a una silla para no caerme, porque sentía que me estaba mareando. Me sentía acalorada. La cabeza me daba vueltas y las piernas, me temblaban, com la consecuencia que me caí al suelo. Lo siguiente que recuerdo, es haberme despertado sobre una cama.
Ana estaba a mi lado y tenía la cara llena de preocupación.
-¿Dónde estoy?
-En el hospital. Tu marido viene de camino. Te desmayaste y, como no reaccionabas, te hemos traido al hospital.
Intenté levantarme, pero sentí la cabeza dandome vueltas. Ana volvió a hablar:
-Te han hecho un analisis de sangre, a ver si te encontraban algo...
En ese preciso instante, entró un médico con unos papeles en la mano, que supuse que serían los análisis de los que hablaba Ana. Me miró sonriendo.
Lo que me iba a decir a continuación fue algo que jamás podría imaginar que me pasara en este momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario