viernes, 25 de febrero de 2011

Veintiseis.

Cuando la cena terminó, todos nos sentamos en el sofá y los sillones para tomarnos una copa. Yo, como no suelo tomar alcohol, tomé otra cosa. Mis tíos y los padres de Daniel hablaban sobre algunos temas de actualidad, Daniel los escuchaba y me miraba a mí, que jugaba con Sue.
Sobre las once de la noche, tío Richard y Danid, salieron del salón y regresaron varios minutos más tarde cargados de bolsas y cajas.
-Ya está aquí la hora de los regalos- dijeron al únisono.
-¡Regalos!- exclamó Sue.
Yo sonreí y miré a Daniel, quien también hacía lo mismo. Mi tía y Kate ayudaron a sus maridos a dejar los regalos encima de la mesa. Primero repartieron los regalos de los Smith. Yo no les había comprado nada, porque no sabía que iban a venir . Tía Carolina me sacó del apuro, más tarde se lo agradecería.
-Este es nuestro regalo, y este el de Mary.
Kate abrió mi supuesto regalo, que era un precioso pañuelo para ella y una corbata para David.
-Es todo muy bonito. Mary, muchas gracias .Toma este es nuestro regalo- me dio una caja y luego añadió en un susurro:- Danny te dará luego el suyo.
Sonreí y abrí mi regalo. Contenía un libro, que me encantó, y un precioso reloj de correa blanca. Se lo agradecí con un beso y un abrazo a cada uno.
-Ten cuidado, Mary, que Dan se puede poner celoso y no son fechas para eso- dijo tío Richard cuando abracé a David.
-Mi hijo obtiene demasiados abrazos y besos de Mary como para que se ponga celoso- río David.
Todos reímos y David le entregó sus regalos a tía Carolina, a tío Ricahr y a Sue. Sus regalos fueron un perfume para ella, una agenda de piel para él y una muñeca para Sue, a quien le encantó su regalo.

A eso de las doce y media, Daniel me pidió que si podíamos ir a un sitio tranquilo porque quería darme su regalo. Le sugerí mi habitación y aceptó.
Entramos en ella, encendí la luz y cerré la puerta. Me senté en mi cama y miré a mi novio. Tenía que ser un regalo pequeño, porque no llevaba nada en las manos. Él se dio cuenta y habló:
-Te estarás preguntando por qué tanto secretismo, ¿no?.
-Si, porque podías habérmelo dado en el salón.
Metió una mano dentro de su chaqueta y sacó un sobre, que me lo entregó. Lo abrí y vi que dentro había unos billetes de avión para el día veintisiete con destino Nueva York. Miré los billetes sorprendida y luego, a Daniel. Como era una costumbre en él, estaba sonriendo.
-¿Qué te parece mi regalo?
-¡Me encanta!. Pero, ¿por qué a Nueva York?- dije levantandome de la cama.
-Tenemos algunos compromisos, una entrevista, mejor dicho. Así que tenemos que pasar allí el viernes y el sábado. Pensaba que a lo mejor querías conocer un poco aquella ciudad y pasar un par de días conmigo, a solas- contestó cogiéndome por la cintura.
-Mmm... suena bien- dije sonriendo.
-Ya sabía yo que te iba a gustar. Así que preparate para pasar los dos mejores días de tu vida- dijo a punto de besarme.
-¿A si? ¿Acaso va a pasar algo especial en eso dos días?
-Todo se verá- dijo y me besó.
Como cada vez que me besaba, me olvidé de donde estaba. Hasta que llamaron a la puerta y se oyó la voz de la madre de Daniel.
-Danny, cariño, que ya nos vamos. ¿Te vienes?
-Si, mamá ya voy- contestó aún sin soltarme.
-Te esperamos en el salón, no te tardes.
-De acuerdo.
-Que pena que te tengas que ir. Ojalá te pudieras quedar .
-Ya, pero bueno- dijo y me soltó. Guardó los billetes en su chaqueta y me volvió a besar- ¿Nos vemos mañana para dar una vuelta?
-Por supuesto- sonreí y abrí la puerta.
Cuando llegamos al salón y nos vieron, tío Richard dijo:
-Si que es secreto lo que hayas regalado a mi sobrina.
-Si, tío. Es maravilloso- sonreí muy alegre.
-¡Vaya secretísmo!- exclamó mi tía.
-¿No nos íbamos?- preguntó Daniel.
-Si, hijo, si. Me ha encantado la cena, ha sido un placer cenar con vosotros- dijo Kate.
Nos despedimos todos y, Daniel y sus padres, se fueron. Cuando mi tía cerró la puerta, me preguntó:
-¿Qué es lo que te ha regalado Daniel?
-Secreto- dije y añadí:- Ya lo averigüareís .Me marcho a dormir que estoy cansada.
-Si, ahora hazte la tonta.- dijo tía Carolina.
-Lo suelo hacer mucho- exclamé desde mi puerta.
La cerré y me puse el pijama.
Sonreía, ya que no me creía que me fuera a Nueva York. Cuando se lo dijese a Ana, tampoco se lo iba a creer. Pero lo mejor era que iba a pasar unos días junto a Daniel ¡a solas! Y ahora lo que pensaba mejor todo, los nervios empezaron a apoderarse de mi estomago.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Veinticinco.

Daniel me esperaba en la entrada del estudio donde se hacía el programa de televisión. Iba con una camisa de cuadros y unos vaqueros. Yo llevaba un vestido azul turquesa.
Después de maquillaje, los nervios empezaron a apoderarse de mí. Daniel, al ver mi estado, me abrazó y me dijo, cogiéndome de las manos:
-Respira hondo varias veces, verás como consigues tranquilizarte.
Le hice caso y parece que funcionó.
Nos drigimos hasta el lugar por donde debíamos de entrar al plató. La presentadora, al ver como le decían que ya estabamos listos, dijo:
-Hoy están aquí con nosotros los protagonistas de "Un sueño hecho realidad", Daniel Smith y Mary Sanz.
Se oyó un fuerte aplauso y Daniel tiró un poco de mí para que entrase detrás de él. Nos sentamos en un sofá después de saludar a la presentadora, que se llamaba Bonnie Bloom.
Después de varias preguntas a Daniel y otras a mí, me volvió a preguntar:
-¿Cómo se siente al trabajar con Daniel Smith? ¿Cómo es como compañero?
-Pues bastante bien, es muy buen compañero. Se trabaja muy agusto con él, es un chico muy divertido- contesté y no pude evitar mirarlo.
Él me miraba sonriendo.
-Yo puedo decir lo mismo sobre ella, aunque debo de añadir que, pese que es su primera película, es una de las mejores actrices con la que he actuado.
Me sonrojé un poco, pero también sonreír.
-Veo que os llevaís muy bien, e incluso se os ve bastante bien juntos. ¿Puede ser que haya algo más entre los dos?
Miré a Daniel un poco nerviosa. Lo último que esperaba era que se descubriera que erámos novios.
-Entre nosotros sólo hay una buena amistad. Más adelante no puedo decir qué pasará, pero por ahora sólo somos amigos.
-¿Qué opinas sobre lo que está diciendo Samantha Rose sobre ti?
-Te puedo contestar lo mismo que ha dicho Daniel, que sólo somos amigos. Yo no tengo la culpa que ella diga esas cosas, que se hubiese pensado bien lo que quería decir.
Daniel me miró sorprendido, como si lo que había hablado no fuese yo. La verdad, es que ni yo misma me creía que había dicho eso.
Después de la entrevista y para acabar con el programa, tuvimos que cantar una de las canciones de la película.
Una vez fuera del estudio, me dirigí junto a Daniel, tío Richard y Alex, en el coche de éste último, a la sección de fotos.
-Has estado estupenda en la entrevista, no me esperaba que dijeses eso cuando la presentadora te preguntó sobre Samantha- dijo Daniel.
-Si, Mary, has estado muy bien. Así me gusta, que esa chica sepa que no te presiona- dijo mi tío.
-Gracias, pero sólo dije lo que sentía en ese momento. Daniel, me ha gustado que no hayas dicho la verdad sobre nosotros- contesté en una sonrisa.
-Lo que he querido hacer con eso, es que Samantha te deje en paz- contestó en el momento que Alex aparcaba delante de un edificio.
Bajamos y me di cuentra que era el mismo donde fui con Ana a una sección de fotos de Daniel. Subimos al mismo piso que aquella vez, pero en esta ocación no era un fotográfo si no una fotográfa. Era rubia, con ojos azules y estremadamente guapa. Era alta, incluso más que Daniel, y vestía con unos pantalones negros, zapatos con alto tacón y blusa rosa pálido. Me quedé boquiabierta con sólo verla.
Charlie estaba allí, así que se acercó a nosotros y salí de mi mundo al sentir la mano de Daniel apretandóme la mía.
Tuve que cambiarme de ropa, y en el vestidor me encontré con Marylin, a quien salufé muy contenta, pues me había tratado muy bien durante el rodaje. Me contó, mientras nos maquillaban, que nos había visto en la entrevista y que le había encantado lo que había dicho sobre Samantha.
Después salimos y, tanto Daniel, como John, el actor que hacia de nuestro padre, ya estaban vestidos para la sección de fotos.
-Debo advertite que Irma es tu hermana, no tu novia, ¿de acuerdo, Michael?- bromeó Charlie, tratandonos como si fueramos los personajes de la película, es decir, como si fuesemos hermanos.
Nos reímos todos. La fotográfa nos indicó como quería que nos pusiesemos y empezó a hacer las fotos.

Después de casi una hora, por fin terminamos. Estuve un rato viendo puntitos de luz por el flash de la cámara.
Salimos de allí y me dirigí con tío Richard a buscar los regalos de Navidad para Sue. Como era Nochebuena, todas las tiendas estaban repletas. Estando un una, vi como un grupo de chicas me miraban. Una de ellas se me acercó y preguntó:
-Perdona, ¿eres Mary Sanz?. Es que te hemos visto esta mañana en una entrevista con Daniel Smith.
-Si, soy yo, ¿qué querías?- pregunté amablemente.
-Mis amigas y yo nos preguntamos qué si nos podías firmar un autográfo y hacerte una foto con nosotras.- la chica parecía avergonzada.
Miré a tío Richard, quien asintió y sonrió:
-Claro, a ver ¿cómo os llamaís las tres?- pregunté mientras la chica me entregaba una pequeña libreta y un bolígrafo.
-Yo soy Sthephanie- dijo la chica que había hablado conmigo.
-Yo Rebecca.
-Y yo Sandy.
Había visto hacer esto a Daniel un montón de veces y no parecía dificil. Cuando terminé de firmarles, tío Richard nos hizo una foto a las cuatro. Luego les entregué la cámara y fui con mi tío a pagar los regalos para Sue. La dependienta envolvió los regalos y nos fuimos para casa.
Cuando llegué a ella, me puse a ayudar a preparar la cena a tía Carolina, pero ésta insistió en que llamase a Daniel. Me pareció extraño que me pidiese eso, pero le hice caso. No tardaron en coger la llamada. Fue Kate la que la cogió. Le pregunté por su hijo y ella me contestó que iba a buscarlo. Tardó poco en ponerse al teléfono.
-¿Ha pasado algo?
-No, mi tía que quería que te llamase, no sé por qué- dije riendóme un poco.
-¡Ah!- exclamó riendóse.
-¿Qué vas hacer esta noche? Aquí vienen unos invitados.
-Cenaré en casa con mis padres. ¿Por qué dices con ese tono tan pesimista lo de los invitados?
-Porque no tengo ganas de ver a nadie, si no es a ti.
Él se rió
-Venga, no será para tanto, Mary.
-Si, ya... Daniel te voy a ir dejándo, que me quiero duchar y preparar para la cena. ¿Nos vemos mañana?
-Vale. Claro, nos vemos mañana. Besos
-Besos- dije y colgué.
Le dije a mi tía que me iba a duchar. Cuando terminé, estuve jugando con Sue hasta que vinieron los invitados sobre las ocho.
Al escuchar el timbre de la puerta, me levanté para recibir a los invitados. Me llevé una gran sorpresa al verlos. Eran Kate, David y Daniel. Éste me miró y sonrió. Se dirigío hacía donde yo estaba, aún sonriendo:
-¿Por qué no me has dicho antes que venías?
-Porque tus tíos querían darte una sorpresa.
-¡Qué simpáticos!- dije.
Miré a mis tíos con el entrecejo fruncido, pero no me sirvió de nada, pues estaban hablando con los padres de Daniel. Me senté en en sofá, cruzandome de brazos y piernas.
-Aquí me toman por tonta- dije algo enfadada.
-¿Por qué dices eso?- preguntó Daniel sentadóse a mi lado.
-Mis tíos quienes son los invitados y tú, tampoco. ¿Por qué me mentiste?
-Richard y Carol me dijeron que no te dijese nada, que era una sorpresa.
-Podías haberme dicho algo.
Daniel me cogió de la mano y dijo:
-Mary, no te enfades por una tontería. Sólo querían darte una sorpresa y a mí me pareció bien. Además, aceptamos venir porque mi padre y tu tío son como hermanos, se conocen desde pequeños y todos los años cenamos juntos. Aunque este año es especial porque estas tú.
En sus labios apareció esa sonrisa que tanto me gustaba y me derretí allí mismo. No sé si algún día lograré acostumbrarme a su sonrisa.
-Eres un romántico empedernido, Daniel- dije sonriendo.
-Contigo es fácil.- contestó él.
-Parejita, a cenar- habló David.
-Ya vamos- contestó Daniel. Se levantó del sofá y me ofreció una mano para que me levantase.
Lo hice y nos sentamos a cenar. Tía Carolina y Kate pusieron la comida en la mesa. Una vez que estuvimos todos sentados, empezamos a cenar.
Esperaba que la cena transcurriera tranquila.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Veinticuatro.

La noticia sobre que había hecho una película junto al famoso actor británico Daniel Smith, corrió por todo el campus como la pólvora. Todo el mundo me preguntaba como era hacer una película, como era estar con alguien tan famoso y otras cosas más, pero todo relacionado con aquel tema. Aquello me ponía de los nervios y Ana lo notaba. Por lo menos, y por ahora, no se habían enterado que tenía una relación con él, porque entonces sería peor. Toda esta situación me estaba agobiando un poco, por no decir demasiado.

Tío Richard me llamó el día quince para decirme que el veintitres tendría que irme para allá. Me encontró en casa de mis padres, así que fue papá el que cogió el teléfono.
-¿Vas a tener a mi hija todo el tiempo de un lado para otro? Me la vas a volver loca.
Mamá y yo nos reímos ante la ocurrencia de mi padre.
Cuando colgó, dijo:
-¡Ay qué ver lo dura que es la vida de un actor!
-Anda papá, no te quejes, que tú no eres el que tiene que estar entre Sevilla y Londres- contesté subiendo la escaleras hasta mi cuarto.
Llegué a mi habitación y me tiré en la cama. Me daba pena no poder celebrar la Navidad en casa, pero la idea de estar con Daniel me hacía no sentirme tan mal. Por lo menos también iba a estar con mis tíos.

El día antes de irme para Inglaterra de nuevo, recibí dos buenas sorpresas. La primera fue en la universidad. Mis notas del primer trimestre eran inmejorables. Ana también había sacado buenas notas.
La segunda sorpresa, la recibí en casa.
Mamá estaba muy contenta y esperaba a que yo llegase a mi pueblo de la universidad y a mi padre del trabajo. Aunque debo de reconocer que ya llevaba un par de semanas así de contenta. No podía imaginarme el por qué.
No me quiso decir nada mientras la ayudaba a poner la mesa. Hasta que mi padre no llegase de trabajar no iba a soltar prenda y eso lo podía asegurar.
Cuando mi padre llegó de la oficina y nos sentamos a comer, mi madre no nos dio la noticia, es más, papá tuvo que preguntarle por qué estaba así:
-¿Quieres decir por qué estas tan contenta últimamente, Mariola?
-Tengo que daros una noticia.
-¿El qué, mamá? No nos hagas esperar más.
-Pues... vamos a tener un bebé. Estoy embarazada de dos meses- contestó mi madre con una sonrisa enorme.
-¿Qué?- papá no daba crédito a lo que había oído.
-¿Voy a tener un hermano o una hermana?- dije saltando de la silla y abrazando a mi madre, sonriendo.
Mi padre seguía allí, atónito, sin creerse lo que mi madre había dicho varios minutos antes. Me acerqué a él y le pregunté:
-¿Estás bien, papá?
Una sonrisa empezó a esborzarce en su boca. Miró a mi madre, se levantó y la abrazó:
-Por fin, Mariola, por fin vamos a volver a ser padres.
-Claro, ya era hora, Enrique.
Aquella tarde fue especial en casa. La alegría reinaba en ella.
Mamá me ayudó a terminar la maleta y a tener todo preparado para el viaje que haría al día siguiente.
Papá fue el encargado de llevarme por la mañana al aeropuerto. Mi madre no nos acompañaba, pues tuvo que ir al médico para hacerse unos exámenes, por eso me despedí de ella antes de salir de casa. Ana se acercó a casa para despedirse de mí. Me dijo que saludase a Daniel de su parte. Como no, si se llevaban muy bien.
Una vez allí vez que llegué al aeropuerto y a la sala de embarque, me despedí de mi padre. Le dije que me avisara si pasaba algo y que tuviese mucho cuidado con mamá. Me dijo a todo que si, lo abracé, le di un beso y fui a montarme en el avión.
Cuando ya estaba en él, vi como varias personas me miraban, pero hice como si no las viera. Me puse los auriculares y empecé a escuchar música. A ver si así se me hacía más corto el viaje.

Tuve que quedarme dormida, porque una azafata tuvo que despertarme cuando llegamos a Londres. Cuando ya tuve mi maleta, descubrí que habían venido a recogerme tía Carolina y Sue. Me abracé a mi tía y me dio un montón de besos.
Estando en su coche, me dijo:
-Mañana ya comienzas con la sección de fotos y las entrevistas. Tienes una en un televisión para un programa en directo. Si te sientes mal, dícelo a Richard, que estará todo el tiempo pendiente de ti. Si tienes dudas, a Daniel.
-Vale, todo entendido.
-Muy bien, ¿cómo están tus padres?
-Perfectos. ¡Oh, tía! No te vas a creer la sorpresa que nos dio ayer mi madre- dije emocionada.
-¿Qué pasó?
-Pues que mamá está embarazada.
-¡Qué bien! ¿Y ya sabeís el sexo del bebé?
-No, hoy cuando salí de casa, mamá había ido a hacerse unos exámenes, pero no sé muy bien si se lo dirán, porque solo está de dos meses.
-Eso no se sabe, como ahora hay tantos adelantos, se puede saber todo en poco tiempo.
Continuamos hablando hasta llegar a casa. Cuando entré allí, todo me pareció más bonito que la primera vez. Al entrar en mi cuarto, todo estaba como lo recordaba. Mientras deshacía la maleta, oí el timbre de la puerta. Pensé que sería tío Richard. Tocaron a mi puerta y empecé a decir, a espaldas de esta:
-Hola, tío. Perdona que no haya salido a recibirte, pero estaba deshaciendo la maleta.
-¿Se puede saber desde cuando soy tu tío?
Me giré bruscamente al escuchar esa voz.
Era Daniel.
Seguía tan perfecto como siempre, o incluso más. Estaba sonriendo, con esa sonrisa que tanto me gustaba.
Me lancé hacía él como una posesa. Él me abrazó fuertemente y luego me retiró un poco para besarme.
-¡Dios! Te he echado tanto de menos... -dije abrazada a él.
-Y yo. Ya te dije que nos íbamos a ver pronto.
-No me puedo creer que esté aquí de nuevo.
-Pues creételo, porque te esperan unas increibles navidades que no vas a olvidar en mucho tiempo.
Sonreí, contenta por estar allí con él.
Esperaba que tuviese razón y pasar unas buenas fiestas junto a Daniel.

lunes, 14 de febrero de 2011

Veintitres.

Los días pasaban y, Ana y yo, empezamos la universidad. Me acoplé rápidamente al ritmo de estudio, aunque al principio creí que sería más dificil. Por lo menos, estudiar no me hacía pensar tanto en Daniel a cada instante.

Era principio de diciembre, cuando un viernes, a la hora del descanso entre clases en la cafetería, vi algo en la televisión de aquel lugar, que me hizo sentir algo de vergüenza: estaban empezando a poner en la televisión los trailer de la película.
Como era lógico, a mí se me veía con toda claridad y encima salía mi nombre:
"Daniel Smith y Mary Sanz en: Un sueño hecho realidad. Muy pronto en cines"
Ana me miró y vio como mi cara iba adquiriendo un color rojo intenso. Logré escuchar a varios compañeros de curso y de otros, diciendo:
-¿Mary Sanz, la chica de mi clase?
-Esa cara me suena...
-Si, yo creo que es compañera mía de clase...
-Ana, vámonos de aquí, por favor- le susurré.
-Si, si, vámonos.
Justo al salir de la cafetería, una de mis compañeras de clase se acercó a mí:
-¿Es verdad que has hecho una película con Daniel Smith? ¡Es mi actor favorito! Que suerte has tenido, pero dime ¿cómo es en persona?
-Por favor, Isabel... -empecé a decir, pero Ana me cortó:
-Es un chico muy majo, muy guapo y además tiene un sentido del humor excelente.
-Pues si lo sabes, ¿por qué lo preguntas?- dijo Ana mientras nos dirigiamos a clase.
Durante esta, algunos compañeros me dirigían miradas. Esto ya me lo advirtió tía Carolina un día que me llamó a casa, pero no me dijo que esto iba a suceder tan pronto. No me gustaba que todo el mundo me miraba. Ser el centro de atención no era lo mío. Yo no era como Samantha Rose.
Después de las clases, me dirigí a mi piso junto a mi amiga. Me di una buena ducha y me puse a estudiar. Ana hizo lo mismo. Sobre las diez de la noche, nos pusimos a cenar.
El teléfono empezó a sonar poco después de terminar la cena. Al principio creí que serían mis padres, pero al ver el número, comprendí que no eran ellos si no mi tía Carolina:
-¡Hola, tía! ¡Cuanto tiempo!- exclamé en cuanto descolgué el teléfono.
-Hola cariño. ¿Cómo estás? Tío Richard me ha dicho que ya se han empezado a ver los trailer de la película allí en España, ¿cómo te has visto, qué te ha parecido?
-Está bien, vi el primero en la universidad y mis compañeros ya me han empezado a reconocer. Eso me hace ponerme muy nerviosa, no me gusta que me miren ni ser el centro de atención.
-Tranquila, es normal, así que no te preocupes por eso. Bueno, yo te llamaba porque hay alguien que quiere hablar contigo- contestó mi tía.
-¿Hablar conmigo? ¿Quién?- pregunté extrañada.
No me contestó. Oí como le pasaba el auricular del teléfono a alguien, quien habló:
-¡Hola! ¿Cómo está la futura estrella de Hollywood?
-¿Daniel? ¡Dios, hace ya dos semanas que no hablamos! ¿Cómo estás? ¿Has visto ya el trailer?
-Perdona que no te hubiese llamado antes, pero no he podido, pero yo te llamaba por otra razón.
-¿Pasa algo?
-No, nada malo. Sólo que le haces falta aquí a Richard.
-¿Cómo que le hago falta allí a mi tío? ¿Para qué?
-La verdad es que no sé si lo sabras que nos tienen que hacer las fotos promocionales de la película, hay que hacer varias entrevistas...
-Para, para... ¿Quieres decir que voy a verte dentro de nada?- pregunté emocionada.
-Pues si. Si te digo la verdad, le he metido prisa a Charlie para que hiciera ya la sección de fotos. Lo malo es que vas a tener que pasar las navidades aquí trabajando.
-¿Y qué malo tiene eso? Si tengo que sacrificar las fiestas por estar contigo, pues lo hago.
Daniel rió antes de hablar:
-¿De verdad estas dispuesta a sacrificar las fiestas y el estar con tu familia por estar conmigo y trabajando?
-Si, lo que sea por verte de nuevo. ¿Y para cuando el estreno de la película?
-Pues, por lo que me han dicho, en mayo más o menos.
-Ammm vale, aunque me creía que iba ser antes.
-Y yo. Eso que la película ya está montada y el disco con las canciones, está a punto de salir. Lo único que faltan son las fotos para hacer el cartel de la película...
-No sé por qué han tardado tanto en hacerlas.
-Ni yo. En fin, por mucho que no me guste, te voy a tener que ir dejando. Se está haciendo tarde y tengo que volver a casa.
-Vale. Cuídate, besos.
-Lo mismo digo. Besos, te quiero.
-Te quiero- dije y colgué.
Mientras dejaba el auricular del teléfono, Ana me preguntó:
-¿Te vas de nuevo de Londres?
-Eso parece.
-Que suerte tienen algunas...
La verdad, es que ya tenía ganas de volver. Ahora sólo tocaba esperar que tío Richard llamara para saber cuando tenía que volver.
Estaba deseando hacerlo.

lunes, 7 de febrero de 2011

Veintidós.

No pude reprimir las lágrimas cuando me subí en el avión. Iba a echar mucho de menos aquel país.

Durante el viaje, me quedé dormida y creo que Ana, también. Así por lo menos, descansábamos un poco antes de llegar a España.
Una amable azafata nos despertó cuando llegamos al aeropuerto de Sevilla. Parpadeé varias veces para que mis ojos se volvieran a acostumbrar a la luz. A mi lado, oí a Ana bostezar. La miré y vi como tenía aún los ojos hinchados de dormir.
-¿Qué hora es?- preguntó.
-Pues la tres de la tarde- contesté viendo como una azafata indicaba que podíamos salir del avión.
Ana y yo bajamos de este, y nos dirigimos hacía el lugar donde se recogían las maletas. Una vez que tuvimos las nuestras, nos dirigimos hacía la salida para que mis padres nos recogieran. Ya tenía ganas de verlos. Mientras Ana y yo íbamos al encuentro con mis padres, no podía dejar de pensar en Daniel. Espera verlo pronto.
Cuando los vi, por unos instantes, me olvidé de mi novio. Me abracé a ellos fuertemente. Luego besé a mi madre y después, a mi padre. Mamá abrazó y besó a Ana, ya que la quería como si fuera hija suya. Papá también le dio un beso a mi amiga. Nos dirigimos al coche de mis padres y papá subió nuestro equipaje, mientras Ana, mamá y yo entrabamos dentro del coche.
-Estoy deseando ver a mis padres y a mi hermana Lidia- dijo Ana en el momento en que papá se montaba en el coche.
-Ya falta menos- contestó mamá. Como vio que llevaba un rato callada, me preguntó:- ¿Te pasa algo, hija?
-¿Eh?... No mamá, no me pasa nada. Sólo que... extraño a los tíos y a mi prima.
-Si, y a otra persona, diría yo- susurró Ana.
-¿Decías algo, Ana?- preguntó mamá.
-No, claro que no. Que me lo he pasado muy bien en Londres. Es una cidudad preciosa y llena de gente interesantísima- contestó mi amiga haciendo ademanes con las manos.
Tuve que reírme ante la cara que ponía mientras hablaba, porque sabía a la perfección de quien lo hacía.
Durante el trayecto, apenas hablamos. Mis padres hicieron alguna pregunta sobre cómo era rodar una película, si era duro, etc... pero el resto del camino estuvimos callados. El único sonido que se escuchaba dentro del coche era el de la radio.

Cuando llegamos a mi pueblo, fuimos a llevar a mi amiga a su casa. En la puerta la esperaba su madres. Se abrazaron y entraron en casa. Mi padre se dirigió hacía la nuestras. Una vez allí, me dirigí inmediantamente a la ducha mientras mi madre hacía la cena. Mi gato no paró de pasearse por mi habitación el rato que estuve allí.
Al terminar de ducharme, fui a cenar. Mi madre ya había puesto la cena en la mesa y, tanto ella como papá, me estaban esperando. Me senté y empezamos a cenar. Estaba todo riquisímo.
-Mamá, me encanta todo. Está delicioso- dije.
-Muchas gracias, hija.
-¿Qué pasa, que tu tía no te daba de comer allí?- preguntó papá sonriendo.
-Si, pero la comida inglesa es diferente de la de aquí. Además, que la comida de mamá esta deliciosa- dije y mis padres se rieron.
Como estaba cansada, decidí irme pronto a dormir. Una vez metida en la cama mi mente voló hacia la imagen de Daniel. Hacía menos de veinticuatro horas que no lo veía, pero ya lo echaba de menos. Mucho, diría yo.
Como si me hubiese leido el pensamiento, Ana me envió un mensaje de texto a mi movil:
"Hola, seguro que estas pensando en Daniel, ¿a qué si? Lo más probable es que él esté haciendo lo mismo. No te preocupes que ya mismo lo ves. Que descanses, amiga. Besos"
Sonreí.
Ana me conocía lo sufientemente bien como para saber lo que estaba pensando. Le contesté:
"Pues si, eso estaba haciendo eso. Que bien me conoces, amiga. Es que ya lo estoy echando mucho de menos. Hasta mañana. Que descanses. Besos"
Lo envié y salí de la cama para coger mi ordenador portátil. Lo encendí y vi que tenía un correo de Daniel. Lo abría para leerlo:
"Hola Mary, ¿Cómo estás? Yo bien, pero echándote de menos. Parece que haya pasado días. Me he pasado toda la tarde mirando las fotos que nos hicimos, también viendo el video que grabó Marylin durante el rodaje.
Te echo de menos...
Si, otra vez te lo repito, pero es la verdad. Te necesito cerca. No sé como voy a estar todo este tiempo sin ti. Espero que la espera se haga corta y no muy larga como sé que se va hacer. Sé que tú también me estas echando de menos, pero verás como pronto nos vemos.
Espero que empieces muy bien el curso y que estudies mucho para que saques buenas notas.
Bueno, no quiero parecer un padre ni mucho menos con eso que te acabo de decir. Así que, para no agobiarte mucho, voy a ir despidiéndome por hoy. No olvides que te quiero mucho.
Besos, Daniel."
Mientras leía el correo, se me escaparon algunas lágrimas y también alguna sonrisa. Daniel era capaz de hacerme reír y llorar con tan solo dos palabras. Eso mismo me pasó cuando le contesté al correo, sonrisas y lágimas a la vez.
Una vez que envié el correo, apagué el ordenador y me metí en la cama, pensando en lo que me decía Daniel en el mensaje.
Llevaba razóm, la espera para verlo de nuevo se iba a ser eterna.

Veintiuno.

Aquella mañana me desperté bastante triste, más que el día anterior. Cuando llegué a la cocina, Ana ya estaba allí. Incluso mi amiga estaba triste, algo inusual en ella. Estaba sentada junto a mis tíos. A ellos también se le notaba la tristeza.
Me senté y mi tía me puso el desayuno. Apenas hablé el tiempo que estube en la cocina. Cuando terminé, fui a ducharme y a terminar la maleta. Ana hizo lo mismo.

Mientras metía algunas cosas en la maleta, me acordé de la tarde anterior. Daniel se mostró bastante cariñoso conmigo. Nos tiramos toda la tarde en el sofá de su casa, viendo la televisión. Me abracé a él, quería sentir su calor el mayor tiempo posible, ya que no sabía a ciencia cierta cuando volvería a verlo. Me besó en varias ocaciones, incluida la vez que me soltó en casa. Hoy volvería a verlo, pero iba ser más duro que ayer. Seguro que no iba a poder reprimir las lágrimas, porque ya se me habían escapado algunas al ver el collar que me había regalado. Lo iba a echar mucho de menos.
Terminé mi maleta y Ana llamó a la puerta:
-¿Puedo entrar?
-Si, claro. ¿Qué te pasa? ¿Por qué esa cara tan triste, amiga?- pregunté.
-Voy a echar de menos todo esto. Me ha encantado estar aquí. Tus tíos me han tratado muy bien.
-Yo también voy a echar esto de menos .Ya me había acostumbrado a vivir aquí- contesté mientras Ana se sentaba en la cama conmigo.
-¿Vas a dejar eso aquí?- me preguntó apuntando con el dedo al albúm de fotos que había encima de mi escritorio junto al guión de la película, que lo había guardado como recuerdo.
-No, claro que no. Le he cogido mucho cariño a este albúm como para dejarlo aquí- dije levantándome de la cama y cogiéndolo.
Me senté de nuevo junto a Ana y lo abrí. Le había puesto como titulo: "Los sueños se pueden lograr". En él, había pegado fotos con mis tíos, de algunos sitios de Londres, de mi prima, de compañeros de rodaje, con Ana y, por supuesto, con Daniel. La última foto era una que salíamos los tres, de la sección de fotos de Daniel. Me encantaba aquella fotografía.
-Salimos muy bien aquí, ¿eh?- dijo Ana.
-Pues si, tienes razón.
En ese momento tocaron a la puerta de mi dormitorio de nuevo. Se abrió y apareció tío Richard.
-Hay alguien que quiere despedirse de ti antes de que os vayaís. Ana, si tienes tu equipaje listo, vamos a llevarlo al coche. Ya flata poco para que os lleve al aeropuerto.
Ana se levantó de la cama, soltó el albúm encima del escritorio y se fue con mi tío. Cuando estos se fueron, Daniel entró en mi habitación. Tenía una bonita sonrisa en los labios.
-No puedo hacer nada para que no te vayas
-Ya sabes que no.
-Lo sé, pero tenía que intentarlo por última vez.
-No sabes lo que te voy ha echar de menos- dije abrazándolo.
-Ni tú lo que te voy ha echar de menos yo- dijo y me besó.
Nos miramos unos segundos y luego me ayudó a llevar las maletas al coche. Antes, metí el albúm de fotos y el guión en una de ellas. Eché una última mirada a mi habitación y cerré la puerta de esta.
Cuando llegamos a la puerta de casa, mis tíos, mi prima Sue y Ana estaban esperándonos. Tío Richard subió mi equipaje en su coche mientras yo me despedía de tía Carolina y de Sue.
-Cuidate mucho, cariño- dijo mi tía con las lágrimas saltadas y con mi prima en brazos.
-Tú también. Adiós pequeñaja- dije a mi prima acariciándole la mejilla.
-Adiós, prima- contestó ella.
Luego me acerqué a Daniel y le dije en un susurro:
-Espero verte pronto de nuevo, te voy a echar mucho de menos. Te quiero.
-Yo también. Te quiero.- contestó acariciándome la mejilla.
Le sonreí y me dirigí al coche. Tío Richard y Ana ya estaban montados. Subí y mi tío arrancó el coche. Me despedí de Daniel, Sue y tía Carolina con la mano. Ellos hacían lo mismo.
-Vas a echar esto de menos, ¿verdad?- preguntó Ana.
-No sabes tú cuando, amiga- respondí.
Viendo por última vez a Daniel, mi tío dobló la esquina rumbo al aeropuerto.

martes, 1 de febrero de 2011

Veinte

Sólo faltaba un día para mi regreso a España junto a Ana. Me levanté, aquel último día, algo triste. No quería irme, aunque sabía que tenía que hacerlo. Ibamos a empezar la universidad y aún teníamos que preparar muchas cosas para trasladarnos a Sevilla.
Como era el último día que iba a pasar en Londres, mis tíos me dieron permiso para pasar todo el día junto a Daniel.
Lo noté bastante triste cuando me subí a su coche. No me gustaba verlo así.
-Oye, no estés tan triste, tampoco me voy tan lejos- dije intentando alegrarle la cara, mientras llegábamos a un parque.
-No quiero que te vayas.
-Yo tampoco me quiero ir, pero ya sabes que tengo que hacerlo, Daniel.
-Lo sé, pero me gustaría que te quedaras. Va ser mucho tiempo sin estar contigo. Me va a resultar duro- contestó bajando del coche.
-Para mí también va ser duro. Aún me cuesta creer que esto haya pasado.- le contesté mientras bajaba del coche y él me cogía de la mano.
Entramos en el parque y después de andar en silencio varios metros, nos sentamos en un banco. Sopló un poco de aire, con lo que me subí la cremallera de la cazadora. Daniel me pasó un brazo por los hombros y me apretó junto a él. Iba a echar de menos aquellos gestos, verlo todos los días, su bonita sonrisa, sus ojos azules, su olor...
Deseé que aquel momento durara eternamente. Ya se me estaba haciendo duro el no poder verlo y separarme tanto tiempo de él.
-¿Sabes? Voy a echar de menos el estar así contigo- dijo.
-Yo también. Estoy deseando que llegue el estreno para poder regresar de nuevo a Londres.
-No sé si podré resistirme estar tanto tiempo sin verte, puede ser que vaya yo a verte- noté bastante optimismo en el tono de su voz.
-¡No me digas que te vas a dejar caer por España! Que buena sorpresa para tus fans españolas- bromeé.
-Quizás no lo sepan. Sólo quiero estar contigo, no con nadie más- contestó acariciándome la cara.
-¿Tú crees que los periodistas no van a seguirte? Ya estoy viendo las revistas con el titular: " El joven actor ingles, Daniel Smith, en España", y las fans, a las puertas del hotel gritando como locas. Aunque si yo no te conociera personalmente, seguro que haría lo mismo.
-Ya haría lo posible para que no se enterase la prensa. Me disfrazo si hace falta- contestó con una sonrisa.
-Yo te reconocería por los ojos.
-Hombre, eso es lógico. Eres mi fan número uno, por eso me reconocerías aunque fuese disfrazado de gorila- bromeó y empezó a reirse.
Yo hice lo mismo.
-¡Qué gracioso! Me encanta cuando ríes.
-A mí también, pero cuando lo haces tú- contestó acercándo su cara un poco más a la mía y me besó. Eso era algo que también iba a echar de menos.

Estubimos en aquel parque hasta la hora del almuerzo. Me dijo que íbamos a comer en su casa. Yo lo miré con las cejas levantadas, como queriéndole decir que no pensaba ir a su casa. Sus padres eran muy simpáticos, pero aún no estaba preparada para almozar ni cenar con ellos. Daniel me dijo, al ver mi expreción, que sus padres no iban a estar en casa de sus abuelos paternos. Me sentí un poco mejor y accedí a almorzar en su casa. Nos subimos en su coche y fuimos para allá.
Sólo esperaba almorzar tranquila junto a mi novio