lunes, 31 de enero de 2011

Dieciocho

Me desperté de madrugada. Miré mi despertador y marcaban las dos menos cuarto. Me giré hacía la izquierda y descubrí a Daniel dormido. Tenía su brazo izquierdo sobre mí. El pobre también se había quedado dormido. Volví a cerrar los ojos y a quedarme profundamente dormida.

Me sentía un poco mejor cuando desayunaba junto a Ana. Cuando me levanté, Daniel seguía dormido y lo dejé en mi cama. Se levantó justo cuando Ana y yo terminabamos de desayunar. Tenía el cabello alborotado y los ojos aún medio cerrados.
-Buenos días, chicas.
-Buenos días, ¿qué tal has dormido?- preguntó Ana.
-Bien, nunca he dormido mejor- dijo sonriendo y me miró:- ¿Cómo estás, Mary?
-Bien, estoy mejor- le contesté y luego añadí:- ¿Qué quieres desayunar?
-Cereales con leche- contestó- Pero déjalo, yo me lo preparo.
-No, ya te lo hago yo. De alguna manera te tengo que agradecer que te quedaras anoche conmigo.
-No me tienes que agradecer nada, Mary- contestó acariciándome la mejilla.
Ana se aclaró la garganta.
-Parejita, estoy aquí ¿eh? Que no soy de cartón.
Daniel y yo nos reímos. Él se sentó en la mesa y yo le preparé el desayuno. Mientras lo hacía, me acordé de lo que había pensado la noche anterior. Deseé que ni Daniel ni mis tíos fueran famosos.
Aquella situación parecía normal: tres chicos desayunando y me gustaba.
Le puse el desayuno en la mesa y el teléfono empezó a sonar. Era tío Richard, parecía un poco preocupado.
-¿Cómo estás? Carol está muy preocupada por lo que vio anoche en la televisión- dijo.
-Bien, estoy bien. Anoche me tuve que acostar pronto porque me sentía mal con lo que dijo Samantha, pero ya estoy mejor- le conté.
-Tranquila, Mary. Ya soluciono yo esto. Tú no te preocupes que mañana en cuanto llegue, llamo a su manager y lo solucionamos- me explicó.
-Daniel dice que va hablar con Alex, a ver si puede hacer algo. Quiere callarla de una vez.
-¿Daniel está en casa?- preguntó extrañado.
-Si, está aquí. ¿Quieres que te lo pase?- le pregunté.
-Si, pásamelo. Carol dice que estes tranquila. Cuidate ¿vale? Hasta mañana.
-Hasta luego, tío.- dije y luego añadí- Daniel, mi tío quiere hablar contigo.
Vi como se levantaba de la silla y se dirigió hacía donde yo estaba. Le entregué el auricular y me fui hacía la cocina. Me puse a recoger las tazas y las coloqué en el lavavajillas.
Ana me regañó. Me dijo que quedase quieta, que me estubiese sentada.
Yo, la ignoré.
Cuando terminé de recoger las tazas, si me senté y mi amiga me dirigió una mirada furiosa por no hacerle caso. En ese momento, Daniel entró de nuevo en la cocina.
-Richard dice que va a ponerse en contacto con Alex, a ver si él puede ir haciendo algo.
-Eso espero- dije- Oye, ¿ya te vas?- le pregunté viendo como se ponía su chaqueta.
-Si, anoche mientras tú dormías, llamé a mi madre y le dije que me iba a quedar aquí. Pero ya es demasiado tiempo en tu casa. A esto se llama abusar de la hospitalidad.
-Tú no abusas, Daniel.- contesté.
-De todas maneras tengo que irme, tendré que ducharme y cambiarme de ropa. Ya empiezo a oler fatal- bromeó.
Ana y yo reímos.
-Si, por aquí ya huele mal- bromeó Ana también.
-Vale, vale, entendido. Te tienes que ir, de acuerdo.
Daniel se acercó a mí, me dio un beso y se fue para la puerta. Yo lo seguí, para cerrarla. Desde la cocina se escuchó:
-Esto es mejor que una telenovela.
Despedí a Daniel y cerré la puerta. Volví a ignorar a Ana y me fui a duchar.
Sólo esperaba que todo se solucionar pronto.

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